Los gobiernos de la Unión Europea están cerca de gravar la música y software de afuera de Europa bajados de Internet por ciudadanos de la Unión Europea, dijo Frits Bolkestein, Comisionado de Servicios Financieros de la Unión Europea.
La propuesta, que podría generar una disputa con Estados Unidos, gravaría con el impuesto al valor agregado a todos los productos "digitales" vendidos a clientes de la UE. En la actualidad los negocios de la UE cobran ese impuesto, mientras que sus rivales no europeos no lo hacen.
Los 15 gobiernos están trabajando en un compromiso para compartir los ingresos fiscales. "Nos estamos acercando a un acuerdo", dijo Bolkestein en una reunión de ministros de finanzas de la UE. "Podría tomar un par de meses".
El cierre de esa puerta a la evasión fiscal se daría en un momento en que los negocios online luchan por sobrevivir. Yahoo! Inc., propietario del sitio más usado para búsquedas en Internet e indicador del sector, contrató esta semana a un nuevo presidente ejecutivo para revertir la caída en las acciones que ha hecho que su valor de mercado disminuya más de 100.000 millones de dólares desde 1999.
Las negociaciones de la UE sobre el impuesto online se estancaron el año pasado después de que gobiernos que cobran elevados impuestos -- de 25 por ciento -- como Suecia y Dinamarca, se opusieron a permitir que vendedores no europeos se registren en un solo país, por temor a que tiendan a elegir a Luxemburgo, con un impuesto de 15 por ciento.
Como se está dando el compromiso, los ingresos del impuesto de Internet "se compartirán según el destino final del producto digital", dijo Bolkestein. "Luxemburgo se vería favorecido".
Los gobiernos de la UE progresaron menos en otros dos temas impositivos. Aunque concordaron sobre la necesidad de llegar a una "estructura común" para impuestos mínimos sobre energía, que desde hace tiempo España bloqueaba, dejaron los pormenores para después.
"No hemos definido la estructura y no hemos definido exactamente cómo procederemos", dijo el presidente de la reunión, el ministro sueco de Finanzas, Bosse Ringholm.
La propuesta de Ringholm de establecer un comité permanente de alto nivel para coordinar las políticas fiscales de la Unión Europea enfrentó también oposición del Reino Unido, que buscó proteger su soberanía económica.