CIUDAD DEl VATICANO.- La ciencia debe ponerse límites, que "son reglas éticas básicas", y no convertirse en objeto de "una salvaje competencia de mercado", afirmó hoy el Papa Juan Pablo II.
En un discurso ante los rectores y docentes de las universidades polacas, recibidos en audiencia en su residencia estival de Castelgandolfo, el Santo Padre advirtió que la ciencia debe ser ejercida "como servicio al hombre".
En caso contrario, añadió, se puede convertir "en un elemento de competición económica o, peor aún, puede ser utilizada para dominar a los demás e incluida entre las aspiraciones totalitarias de individuos y grupos sociales".
El Papa alertó del peligro de una excesiva competitividad entre la clase científica en busca de nuevos descubrimientos.
"Si bien es justa y deseable la rivalidad entre los centros científicos, no puede desarrollarse a costa de la verdad, del bien, de valores como la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural y de los recursos medioambientales", señaló.
Para el Pontífice, los científicos no deben dejarse tentar por la presión que supone la globalización de los descubrimientos.
En los "ambientes científicos pueden creer que la investigación debe realizarse no sólo con métodos justos, sino que hay que adecuarse a objetivos prefijados y a las perspectivas del mayor público posible, aunque ello conlleve una trasgresión de los inalienables derechos humanos", indicó.
Asimismo, los científicos "deben tener la capacidad de prever los efectos de los actos humanos y asumir la responsabilidad por la situación del hombre, no sólo aquí y ahora, sino en el más lejano rincón de la tierra y en el indefinido futuro".