WASHINGTON.- Un gigantesco planeta, cuyo tamaño es tres veces la órbita de Plutón alrededor del Sol, se podría estar formando relativamente cerca de nuestro sistema, anunciaron hoy astrónomos de la Universidad de California.
Por el momento, este "proto-planeta" es solo un disco de polvo que permanece unido a una estrella en el sistema cuádruple MBM 12, que, aunque dista 900 años luz de la Tierra, se considera uno de los más próximos.
Según Ray Jayawardhana, un astrónomo investigador de la Universidad de California en Berkeley, este disco protoplanetario necesitará al menos 10 millones de años para disipar el polvo que lo envuelve, pero podría ser un buen ejemplo de cómo se forman los planetas de un tamaño superior al de Júpiter.
Este es el primer disco proto-planetario que se localiza en un sistema cuádruple, un sistema que, en lugar de un sol como en nuestro caso, contiene cuatro estrellas juntas.
La tecnología que posee el telescopio Gemini North, instalado en Hawai, ha permitido descubrir que un tenue objeto, muy próximo a una de las estrellas, podría ser un gigantesco planeta en formación.
Jayawardhana ha reconocido que aún es pronto para afirmar con seguridad que se trata de un planeta, pero ha indicado que su proximidad a una de las estrellas jóvenes del sistema así lo indica.
El astrónomo presentó su hallazgo durante una conferencia de prensa que tuvo lugar en Washington, en la reunión anual que celebra la Sociedad Astronómica Estadounidense, AAS según sus siglas en inglés.
El descubrimiento de planetas fuera de nuestro sistema solar ha ido aumentando en los últimos años gracias a la mayor eficacia de los telescopios y su localización puede ayudar a entender cómo se formó nuestro sistema solar o descubrir la existencia de sistemas solares que incluyan cuerpos diferentes a los planetas.
Una investigación distinta, presentada también hoy en la reunión de la AAS, ha apuntado la posibilidad de que existan otras clases de sistemas solares.
Astrónomos de la Universidad de Hawai han encontrado una estrella del tipo "enana marrón", con un tamaño unas 55 veces mayor que Júpiter, en órbita de una estrella similar a nuestro sol.
Las "enanas marrones" son estrellas incapaces de mantener la fusión nuclear que permite a las estrellas convencionales generar energía.
El hallazgo es importante, según Michael Liu, el astrónomo que ha dirigido esta investigación, porque muestra que "existen una diversidad de procesos a la hora de poblar las regiones exteriores de otros sistemas solares".
Las denominadas estrellas "enanas" son las más comunes del Universo -nuestro sol es una de ellas-, pero no reciben este nombre por su tamaño, ya que suponen el 60 por ciento de todas las estrellas, sino por la intensidad de su luz.
Las "enanas marrones" tienen una temperatura muy baja en la superficie y su masa es solo 0,08 veces la de una estrella "enana" como nuestro sol.
La estrella ahora descubierta se encuentra muy próxima a una estrella mayor, a unas 14 unidades astronómicas de distancia, algo comparable a la distancia que separa a nuestro sol del planeta Urano.
Según Liu, ésta es la primera vez que ha podido ser vista una "enana marrón" tan próxima de una estrella y su descubrimiento ilustra la "diversidad" que existe de sistemas solares como el nuestro en el Universo.
El sistema, llamado 15 Sge, se encuentra en el triángulo formado por tres de las más grandes estrellas conocidas, Denébola, Altair y Vega, en lo que también se denomina el Triángulo de Verano.
Allan Boss, un experto en astronomía de la Institución Carnegie de Washington, ha calificado de "maravilloso descubrimiento" ambas investigaciones, la que ha hallado un proto-planeta gigante y la que ha descubierto esta peculiar estrella ’’enana marrón’’ adscrita a otra estrella más grande.
En ambos trabajos, en los que se han usado los telescopios Gemini North y Keck de Hawai, se han utilizado "técnicas ópticas adaptativas", que permiten contrarrestar los efectos de distorsión que tiene sobre las lentes la atmósfera de la Tierra.
Según Boss, estas técnicas permitirán en unos pocos años localizar con nitidez los planetas en formación que existen en todo el universo cercano y también confirmar si lo que se ha descrito ahora como un disco proto-planetario es o no un planeta.