WASHINGTON.- El Niño, el fenómeno climatológico que durante 1997-98 causó tanto sequías como inundaciones que fueron devastadoras en varios países de América, podría reaparecer en los próximos meses y afectar al tiempo en todo el mundo.
Esto es, al menos, lo que anunciaron hoy expertos de la Administración Nacional de los Océanos y de la Atmósfera de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés), que indicaron que el retorno de El Niño podría empezar en los próximos meses, cuando comience la primavera en el hemisferio norte.
Por el momento, los expertos no han determinado la fuerza que traerá El Niño en esta ocasión, y no pudieron por tanto predecir si su presencia se dejará sentir con la misma virulencia de 1997-98 o si será más débil.
Vernon Kousky, un experto en clima de la NOAA, consideró hoy que "todavía es demasiado pronto" para hacer predicciones, pero confirmó que se ha detectado un incremento de la temperatura de las aguas de la superficie del océano Pacífico, lo que hace prever el desarrollo del fenómeno meteorológico.
La NOAA indicó que ese calentamiento de las aguas ha incrementado ya la nubosidad y la cantidad de lluvia caída sobre la costa del Pacífico a la altura del ecuador por primera vez desde el último El Niño.
Korsky indicó que, teniendo en cuenta "los patrones de observación oceánica y atmosférica y su evolución más reciente, así como el episodio del calentamiento de las aguas, es previsible que (el fenómeno) se desarrolle en el Pacífico tropical a lo largo de los próximos tres o seis meses".
El investigador precisó que la primera zona donde se dejará sentir el retorno de El Niño será probablemente Indonesia, posiblemente en forma de lluvias torrenciales.
Los expertos creen que, en principio, El Niño se manifestará probablemente en EE.UU. con condiciones más húmedas de lo normal y también podría llegar a afectar a la formación de huracanes en la costa del océano Atlántico.
Las previsiones de los expertos no han sido por el momento muy explícitas respecto a cómo se dejará sentir en Latinoamérica, algunos de cuyos países, especialmente en Centroamérica, sintieron virulentamente los efectos del anterior episodio.
El Niño, llamado así en recuerdo de El Niño Dios porque fue observado por los pescadores peruanos en torno a la Navidad, es un calentamiento de las aguas del Pacífico que puede provocar fuertes lluvias, inundaciones y temporales en las costas de América, y también sequías en partes alejadas del planeta.
Las última edición de este fenómeno climatológico, que fue la registrada entre 1997 y 1998, fue según los expertos que han estudiado los registros de antiguos corales en Nueva Guinea, la más intensa de los últimos 130.000 años.
Según la investigación hechas con los restos de coral de Nueva Guinea, durante los años 1982-83 y 1997-98 se registraron los episodios más intensos de El Niño en más de 100.000 años.
El arrecife de coral es una formación submarina duradera creada por acumulación de los esqueletos de pequeños invertebrados marinos y refleja tanto la calidad de las aguas como las condiciones climatológicas que las colonias han soportado a lo largo del tiempo.
Los investigadores creen que el hecho de que los últimos hayan sido los episodios más virulentos de El Niño podría estar relacionado con el denominado "efecto invernadero" o calentamiento global por la emisión de gases contaminantes que ha propiciado la industrialización.
En 1998, El Niño destruyó poblados y causó inundaciones en Honduras, Nicaragua y El Salvador que dejaron más de 10.000 muertos.
Las costas centro y suramericanas del Pacífico fueron las primeras en advertir en 1997 el calentamiento de las aguas.
El estudio de este enigmático fenómeno en las últimas décadas ha llevado a desarrollar un complejo sistema de predicción meteorológica a partir del flujo de los vientos y de las masas de aguas cálidas en el Pacífico.
En estos momentos, los expertos explican que El Niño se produce cuando los vientos que soplan desde Suramérica hacia Indonesia amainan y una gran masa de agua caliente vuelve hacia las costas americanas.
En ese caso, las lluvias que normalmente deberían caer en el Pacífico oeste se vuelven hacia América, mientras que lugares como Australia, India o Indonesia experimentan sequías.
Otros océanos registran fenómenos similares, pero las consecuencias en el Pacífico son más dramáticas porque es el mayor océano del planeta.