PARIS.- El potencial terapéutico de las células madres humanas adultas, que hasta recientemente se presentaba como fantástico, es en realidad más bien decepcionante, según dos investigaciones publicadas simultáneamente este jueves en la revista científica británica Nature.
Los científicos establecieron que las células madres extraídas de embriones en una fase precoz tienen una notable capacidad de transformarse en células y tejidos de todo tipo de órganos (riñones, pulmones, hígado, etc.). Pero la utilización de embriones humanos para extraer células es objeto de controversia por razones de ética, y numerosos países la han prohibido.
En los últimos años, las investigaciones se centraron en las células madres extraídas de tejidos adultos (sangre, cerebro o músculos). Un cierto número de investigaciones sobre ellas provocaron una oleada de optimismo: se consideró que esas células nacientes podían ser reprogramadas para convertirse en diferentes tipos de células y que tendrían por ende un potencial casi ilimitado para los trasplantes.
La idea de que se estaba ante un verdadero avance científico se basaba en la presunción de que esas células podían mezclarse con las células de embriones en un medio común en el que se pensaba que la reproducción se produciría.
Según esta hipótesis, las células madres adultas serían genéticamente eliminadas y se convertirían en células embrionarias, mucho más vigorosas.
Las dos investigaciones publicadas por Nature contestan esa hipótesis optimista, señalando que en muchos casos la célula adulta no fue reprogramada, sino que simplemente se mezcló con una célula embrionaria.
Es decir que la célula madre adulta debió elegir una célula embrionaria correspondiente para dotarse de utilidad terapéutica, afirma el profesor Austin Smith, de la Universidad de Edimburgo. Dicho de otra manera, el número de células curativas no aumentó.
"Esto demuestra la necesidad de prudencia en lo que respecta a la utilización terapéutica de las células madres adultas. Si éstas no fabrican tejidos diferentes al fusionarse con células existentes, en vez de crear células nuevas, las posibilidades de utilizarlas para la reparación de tejidos y en medicina regenerativa se ven sumamente restringidas", agrega Smith.
El equipo del profesor Smith llegó a esa conclusión después de haber marcado el cerebro de un ratón con una proteína fluorescente. Esa marca fue encontrada en la células de cultivo mixtas que se comportaban como células embrionarias.
Por su parte, las investigaciones llevadas a cabo por Naohiro Terada, de la Universidad de Florida en Gainesville, permitieron llegar a la misma conclusión sobre la fusión de las células.
Los científicos comprobaron que las células madres adultas procedentes del cerebro o de la médula de un ratón se fusionaban espontáneamente al ser cultivadas junto con células de embriones, produciendo híbridos.
Todavía no se conocen todas las implicaciones de estas investigaciones, pero las mismas no pueden menos que moderar el entusiasmo de los científicos. "Yo sigo defendiendo la investigación sobre las células madres y quisiera realmente poder ver una célula sanguínea transformarse en célula del cerebro o del hígado", declaró el profesor Terada.
"Pero, por el momento, deberíamos mostrarnos prudentes. Sólo tendremos verdaderos progresos en la investigación sobre las células madres cuando alcancemos conocimientos más profundos", agregó.