NUEVA YORK.- Como la Prohibición de los años 20, la ley estadounidense contra las apuestas en internet, en las que participan millones de estadounidenses, podría volverse inaplicable por no poder controlar una internet sin fronteras donde florecen los sitios localizados en paraísos fiscales.
El presidente George W. Bush planea promulgar esta semana una ley que prohíbe todas las apuestas en la red, una disposición aprobada por el Congreso en el marco de una norma sobre la seguridad del territorio.
Pero los expertos estiman que esta ley difícilmente podrá aplicarse, ya que los millones de estadounidenses que apuestan en la web seguirán jugando en los aproximadamente 2.000 sitios de juegos localizados en servidores fuera de Estados Unidos, a menudo en paraísos fiscales.
De hecho, son los mayores clientes de apuestas en línea del mundo: de los 12.000 millones de dólares generados por estos juegos, el 80% proviene de jugadores estadounidenses, según analistas.
"No creo que esta ley sea aplicable: los estadounidenses seguirán jugando en sitios off-shore, como los basados en Antigua o Costa Rica", comentó el lunes el presidente del portal especializado en juegos Eye on Gambling, Ken Weitzner, un reconocido experto en el sector.
"Ahora, los bancos serán responsables si un cliente envía dinero a un sitio de apuestas: un estadounidense ya no podrá usar luego su tarjeta de crédito. Pero no está prohibido enviar dinero a un banco off-shore que envíe el dinero a un sitio de juegos", señaló.
"La ley será imposible de aplicar y será simplemente ignorada, como en la Prohibición (del alcohol) de los años 20", agregó Joseph Kelly, profesor de derecho especializado en los juegos en el New York College de Buffalo.
En algunos años, cuando el Gobierno entienda esto, "el Congreso votará una ley para aplicar impuestos al sector antes que prohibirlo. Este sector podría representar 24.000 millones de dólares en 2010: simplemente es imposible eliminarlo", subrayó.
"Los jugadores tienen mucha imaginación. Por ejemplo: si no se puede girar fondos a un casino en línea, se los girará a una compañía de seguros, que de hecho sería un casino", afirmó, agregando que "no se puede regular internet en un sólo país: hace falta un regulador internacional".
Por su parte, las asociaciones de jugadores se mostraban críticas y a favor de una fijación de impuestos antes que una prohibición.
"Hubiera sido mejor poner en práctica una comisión federal para estudiar los juegos en internet con una tasa apropiada", señaló Frank Fahrenkopf, presidente de la Asociación de jugadores de Estados Unidos.
"Se trata de una iniciativa del Partido Republicano para agradar a su sector electoral religioso: la próxima administración, si es demócrata, podría decidir tasar los juegos en línea antes que impedirlos", estimó Weitzner.
Lamentando el daño que esta iniciativa genera en "millones de jugadores de póker", Michael Bolcerek, presidente de la asociación de jugadores de ese pasatiempo, sostuvo que "el Congreso tenía la posibilidad de tasar y regular el póquer en línea con (una ganancia) potencialmente de mil millones de dólares para el Gobierno de Estados Unidos".
Los casinos ’verdaderos’ debieron desde hace algún tiempo renunciar a este sector del mercado y a crear sitios en la web, aunque estuvieran basados en el extranjero, por temor a perder sus permisos en Estados Unidos.