MADRID.- Un paciente de 67 años se convirtió en la primera persona del mundo a la que se le han implantado en el corazón células madre adultas derivadas de la grasa de su abdomen, en una operación realizada en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
En rueda de prensa para presentar la investigación, el jefe del servicio de Cardiología del hospital, Francisco Fernández Avilés, subrayó hoy que la operación es un "hito", pero hizo un llamamiento a la prudencia ya que "es sólo una investigación muy esperanzadora de la que ahora habrá que ver si es más eficaz que otras terapias".
La intervención, realizada el pasado martes en el centro madrileño, consistió en la extracción de 300 gramos de grasa del abdomen del paciente mediante una liposucción.
Según explicó Fernández Avilés, dentro de la gama de células adultas que se pueden utilizar para reparar tejidos en patologías cardiacas, las mesenquimales presentes en la grasa (también se encuentran en la médula ósea) tienen una mayor capacidad para la reparación vascular, la que requería el paciente.
Además el proceso de limpieza de la grasa para su posterior aplicación en una técnica de reparación de tejidos es de tan sólo dos horas, frente a las tres semanas que requieren las de la piel.
La grasa obtenida, una vez purificada, fue introducida por Fernández Avilés y el cardiólogo estadounidense Emerson Perin en el corazón del paciente mediante un catéter con el que se implantaron 28 millones de células mesemquimales en los puntos del corazón dañado donde se podía obtener el máximo beneficio.
El paciente, que fue dado de alta 48 horas después de la intervención, evoluciona satisfactoriamente y estará sometido durante seis meses a un seguimiento exhaustivo de su enfermedad, explicó Fernández Avilés.
El experto destacó que uno de los aspectos más esperanzadores de la investigación es que los estudios científicos apuntan a que las células mesenquimales de la grasa son las menos antigénicas (que menos rechazo provocan si se implantan en otra persona) por lo que se abre la posibilidad de contar con almacenes de grasa en los quirófanos para este fin.
La hipótesis que manejan los expertos es que estas células juegan un papel superior al de las musculares en la recuperación de tejidos porque tienen más capacidad de multiplicarse, agregó.
La operación se enmarca en un estudio en el que participarán 36 pacientes, que están en proceso de selección, y cuya fase clínica se desarrollará íntegramente en el hospital Gregorio Marañón.
La investigación es el primer estudio sobre la utilización de grasa con estos fines, que ya se ha llevado a cabo con éxito entre animales, y ahora se practican ensayos de seguridad y factibilidad.
"Se trata de saber si además de segura y factible es eficaz,” explicó Fernández Avilés, para lo cual hay que esperar un mínimo de un año para ponerlo en práctica en grandes grupos de 500 pacientes por lo que el proceso hasta hacerse una técnica rutinaria puede ser de 3 a 5 años.
La técnica sería aplicable a personas que presentan un fallo de bomba post infarto o a una mala irrigación y no tienen otro tratamiento alternativo posible, una situación que afecta a un 5 por ciento de la población con enfermedad coronaria.
En el caso practicado el pasado martes, Fernández Avilés señaló que el paciente presentaba esta patología con varios episodios de angina de pecho por lo que se le habían practicado by-pass y stents y su calidad de vida era limitada.
En este sentido, el cardiólogo señaló que "el beneficio de la técnica es todavía tan dudoso" que al comunicarle la posibilidad de someterse a ella los médicos se centraron en el riesgo de la intervención, un riesgo que es "asumible" ya que se trata de operaciones rutinarias como la liposucción y el cateterismo.