BEIJING.- La red de Internet china no sólo destaca por vivir bajo la censura sino que en ella también tienen cabida rincones como “Bebé, vuelve a casa”, un portal que recaba información sobre menores desaparecidos y es un último recurso para padres desesperados y arruinados en su infructuosa búsqueda.
"Los años no pueden rebajar la intensidad de los lazos familiares, no pueden cortar la creencia de los que están juntos”, reza la web “Baobeihuijia” en su portada.
"Internet está en alza en China, pero nadie había pensado en esta plataforma como medio para hacer frente al secuestro de niños”, explicó Zhang Baoyan, fundadora de “Baobeihuijia”.
"Nuestro objetivo es ayudar, sin ningún ánimo de lucro”, afirmó Zhang, que insistió en diferenciar su obra de la baraja de póquer con los rostros de 52 niños desaparecidos realizada por Shen Hao, un informático del sur de China, que cobra 15 dólares a los padres.
Zhang explicó que “Baobeihuijia” tiene como principal cauce de comunicación el servicio de mensajería instantánea QQ, muy popular en China, y utilizado por sus voluntarios.
Pese al afán de promocionar la web entre los chinos, cada vez más concienciados del problema, Zhang se mostró muy reticente a que su actividad se conozca en el extranjero, en parte por altruismo y en buena medida porque “los trapos sucios se lavan en casa”.
"Es el engaño de los niños, algo terrible, y no es bueno que se sepa que esto ocurre en China”, sentenció Zhang, que no quiso pronunciarse sobre los recientes escándalos de menores secuestrados y esclavizados en fábricas de ladrillos.
Los voluntarios de “Baobeihuijia” fotografían con su teléfono móvil a los niños que mendigan por las calles y la web abre también sus puertas a los padres para que cuelguen las fotos de sus hijos desaparecidos.
Desde su inauguración el 30 de abril, la página ha recabado casi 600 fichas con instantáneas y otros datos, como el dialecto que hablan los niños perdidos, marcas de nacimiento, recuerdos de su infancia, nombre de su madre biológica y problemas de salud.
O las circunstancias de su desaparición: la mayoría son secuestrados a la salida de la escuela y en los mercados callejeros, aunque algunos son simplemente abandonados por ser niñas o deficientes mentales.
Muchos niños pululan sin rumbo por las calles de las ciudades chinas: vendedoras de flores, lisiados que se arrastran en carretas, pequeños que acompañan a otros mendigos o a músicos ciegos en los pasos subterráneos, jóvenes acróbatas o faquires callejeros.
Algunas fichas denuncian que las autoridades locales retiran a los niños perdidos de las calles cuando hay “visita oficial” de algún superior.
Pero “Baobeihuijia” también recoge casos de adultos que un día fueron niños perdidos y hoy buscan sus orígenes.
Como Jing Yong Long, que nació en 1981 y fue comprado por sus padres adoptivos a dos mujeres en una estación de autobuses del centro del país cuando tenía sólo un mes de vida.
Ahora busca a sus padres reales a través de internet, ya que los adoptivos “tienen otros hijos biológicos y me discriminan”.
Más difícil lo tiene Bae Ai Qin, nacida en 1954, y cuyos únicos recuerdos de la temprana infancia son un pueblo con agua y unas casas de madera.
Desaparecida en 1961, desconoce su nombre real y sólo recuerda que de pequeña respondía al grito de “ya tou” (chiquilla en mandarín).
Los voluntarios de “Baobeihuijia” se trasladan en ocasiones a las calles para enseñar a niños y padres cómo evitar posibles secuestros.
En un reciente ensayo celebrado en una escuela de la ciudad oriental de Shenzen, 10 de los 15 “simulacros de secuestro” tuvieron "éxito” y los menores resultaron engañados.
Con estratagemas propias de los secuestradores, los voluntarios se hicieron pasar por compañeros de trabajo de los padres que venían a recoger a los niños, se ganaron su confianza y abandonaron la escuela de la mano con ellos.
"Lo importante es que ni profesores ni padres pierdan de vista ni un segundo a los niños,” explicó Zhao, una voluntaria organizadora de la actividad, en el foro de “Baobeihuijia,” que aún cuenta los días para lograr que algún bebé vuelva a casa.