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Santiago: Domingo 24 de noviembre del 2024 | Actualizado 00:44
SANTIAGO.- Falta de competencias orientadas al negocio, liderazgo y comunicación, malas prácticas de programación, mal manejo del inglés y limitada capacidad de autoestudio, fueron algunas de las falencias detectadas en una encuesta que el Instituto Profesional AIEP aplicó a empresas de tecnología nacionales e internacionales y que evaluó junto a la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información (ACTI) y ejecutivos de compañías de dicha industria.
La encuesta también reveló que no se conocen los fundamentos de análisis y diseño del desarrollo de software y falta de conocimientos de calidad. En este sentido, los ejecutivos de empresas TIC reconocieron que estas falencias son reales, ya que si bien los egresados están preparados técnicamente, pocos cuentan con las llamadas competencias blandas, como por ejemplo sentido de liderazgo, capacidad de coordinar equipos de trabajo y manejo del concepto de la innovación y creatividad.
Al respecto, el gerente general de ACTI, Aldo Signorelli, coincidió en algunos puntos, agregando que en ocasiones las empresas definen perfiles de cargo muy difíciles de cumplir. “Se quiere que la persona sea especialista en un tema o lenguaje pero que a la vez posea una visión amplia del negocio y del entorno para desarrollar mejor su función. Por ello, es necesario aumentar la capacitación de nuestros profesionales y técnicos en estos dos aspectos para que Chile pueda consolidarse como plataforma de servicios tecnológicos en Latinomérica”.
Por su parte, el director de la Escuela de Negocios y Tecnología de AIEP, Pablo Anaya, explicó que “con miras al 2009, nuestra Casa de Estudios está evaluando actualizar las mallas curriculares de sus carreras tecnológicas para adecuarlas a las necesidades del país y del mercado, cumplir con las expectativas de las empresas y, por ende, favorecer la empleabilidad de los alumnos egresados”.
Los convocados a este encuentro coincidieron en que es necesario reforzar las prácticas laborales -asemejándose a lo que hacen las escuelas de medicina, que integran a sus alumnos desde el primer año al mundo laboral-, potenciar el inglés y el interés por la capacitación, así como reorientar algunas carreras.
