Quieres ver tu clima local?
Mostrar
Santiago: Jueves 21 de noviembre del 2024 | Actualizado 15:09
SANTIAGO.- Mientras en Chile aún se discute qué norma de televisión digital se debería adoptar, en Estados Unidos la preocupación es por el “apagón” analógico, que se acerca a pasos agigantados.
Pero tampoco están exentos de problemas, ya que quedan menos de 14 meses para que las señales analógicas que llegan por aire dejen de existir, para dar paso a la transmisión sólo de ondas digitales.
O sea, aquellos estadounidenses que vean televisión en su casa a través de una antena ubicada sobre su televisor, a partir de 2009 no verán más que estática en sus pantallas, si es que no se cambian a tiempo a la televisión digital.
Según informó el diario The New York Times, una encuesta realizada recientemente revela que la mayoría de la gente no sabe que esto sucederá.
La encuesta realizada por teléfono (con un margen de error de 3.1 puntos porcentuales), dice que el 48 por ciento de las personas consultadas no habían escuchado sobre el cambio a la televisión digital. Y sólo el 17 por ciento identificó correctamente el 2009 como el año en que la televisión analógica será cortada.
Pero según lo que explica el artículo, la mayoría de la gente no necesita saber nada, porque el cambio no afectará su recepción. Esto porque tienen televisión satelital o por cable, que pueden seguir funcionando independientemente de si la transmisión es analógica o digital.
Pero el 17 por ciento de los hogares que siguen recibiendo televisión a través de antenas, es el que sí se verá afectado. Este porcentaje no considera aquellos televisores que sólo pueden recibir la señal por la antena, pero son utilizados o para videojuegos o para ver DVD.
Y según la encuesta, el grupo que recibe televisión por antena es el que menos sabe sobre el cambio. Sólo un tercio de ellos ha escuchado que sus televisores van a dejar de recibir programas.
Sin embargo, hay solución para este problema. El congreso está subsidiando la compra de decodificadores digitales, aparatos que se conectan a cualquier televisión y les permite recibir la nueva señal.
Por su lado, la industria de la televisión por cable espera que esto impulse a los hogares restantes a suscribirse a la televisión pagada.
Pero ninguna de estas soluciones parece tan atractiva para los usuarios de televisores que usan antena. Sólo el 14 por ciento se mostró interesado en un decodificador digital, y el 19 por ciento dijo que contrataría televisión pagada (por cable o satélite).
En contraste, el 8 por ciento dijo que sólo verían DVD o jugarían videojuegos. Y un 12 por ciento dijo que simplemente dejaría de ver televisión.
La realidad nacional
Si esto sucede en Estados Unidos, uno de los países más avanzados en lo que a tecnología respecta, es difícil imaginar el escenario al que Chile se podría exponer.
Es así que el problema de la subvención cobra fuerza a la hora de decidir sobre la televisión digital, tal como lo explicó anteriormente Pablo Bello a Emol. Es necesario elegir una norma que asegure el acceso a todos los chilenos a la televisión digital, y que esté de acuerdo en aportar económicamente para el cambio de la tecnología, una de las ventajas que tiene la europea por sobre la japonesa, por ejemplo.
Sergio Godoy, experto en medios audiovisuales y profesor de la Universidad Católica, dice que “en Chile no se genera esta tecnología, tenemos que comprarla. Por eso no es una decisión fácil. Chile, como país chico, no influye mucho en el mercado y tiene que elegir la mejor oferta”.
Agrega que “salvo pocos países, la gente no corre a cambiarse a la televisión digital”.
En Chile, a septiembre de 2007, hay 1.192.606 de suscripciones a televisión pagada, ya sea por cable o satélite, según cifras de la Subtel. Esto implica que hay un 32.7 por ciento de los hogares con este tipo de servicio.
Una lectura que se podría hacer de esta cifra, es que sólo un 32.7% de los chilenos pagaría por televisión, según lo que explica Godoy. Y también hace preguntarse entonces, cuántos estarían dispuestos a pagar por una televisión digital.
