NUEVA YORK.- El sentimiento de penitencia y recogimiento que rodea a la Cuaresma, el periodo entre el Miércoles de Ceniza y el Domingo de Ramos, y que este año comenzará el 25 de febrero, servirá a una red de usuarios cristianos de internet estadounidenses para intentar lo imposible: 40 días sin Facebook.
El sitio de socialización, que hace poco cumplió cinco años, sigue mostrando cifras que conmueven, comenzando por los 175 millones de usuarios que cuentan actualmente con perfiles registrados.
Pero el miércoles los contactos de Facebook -nacido en 2004 en un dormitorio de la universidad de Harvard- podría sufrir una vistosa contracción en Estados Unidos.
El año pasado, la abstinencia de Facebook fue la gran moda entre los estudiantes de los colegios universitarios. Este año, el "ayuno" online contagió también a sus padres.
"Si renuncio a los berberechos, que no me gustan, no hago la penitencia", reconoció Kevin Shine, un electricista de Filadelfia, bien conciente de que no actualizar su página de Facebook con sus últimos movimientos será psicológicamente más costoso.
"Facebook es mi chocolate", confesó el electricista al Wall Street Journal, recordando que cada día se conecta por lo menos 20 veces. "La mía es una dependencia patológica", dijo.
La red social fundada por Mark Zuckerberg y tres de sus compañeros de universidad se popularizó recientemente también entre los adultos, muchos de los cuales comenzaron a frecuentarla tímidamente, para encontrar viejos amigos y ex novias o novios, pero quedaron atrapados rápidamente.
Lisandrea Wentland, de 38 años, trabaja para una red cristiana y admitió ser Facebook-dependiente. "La vida online invadió mi vida verdadera", dijo la mujer.
"Tengo un marido y dos hijos que requieren mi atención", agregó Wentland, quien hace poco se sumó al grupo de apoyo (Abandonando Facebook para la Cuaresma).
Estudiantes de colegios universitarios que adhirieron a los 40 días sin Facebook admitieron que desconectarse de la red social es difícil, pero útil.
Whitley Leiss, que estudia en la Texas Christian University, confesó haber cedido una sola vez a los cantos de sirena de Facebook durante el año pasado, pero era su cumpleaños. Cuando pasada la "cuarentena" se conectó con ansiedad para ver qué se había perdido, notó que en realidad no era mucho.
Es que sus verdaderos amigos -no las decenas o cientos de conocidos online- habían permanecido en contacto, utilizando "antiguos" instrumentos de comunicación como el teléfono o el correo electrónico.
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