SANTIAGO.- A Apple le gustan los secretos –y las sorpresas-, y es conocida por tratar todos sus temas con absoluta reserva. Como consecuencia de esto, es que la empresa habría tratado de evitar a toda costa la publicación de una historia sobre la empresa y su CEO, Steve Jobs, en el diario Sunday Times.
El autor del artículo, Bryan Appleyard, explicó que Apple trató dos veces de impedir la publicación de la historia, lo que no logró. Esto, porque la historia se metió más allá de lo que Apple tolera, y hablaba desde el estilo de vida de Jobs y su estado de salud, hasta del exceso de secretismo de la empresa.
El periodista explica que Apple odia las cosas personales y la intrusión de la empresa, y que tratan de no potenciar los perfiles individuales, según le explicó un encargado de relaciones públicas de Apple. “Otro encargado llama al editor de esta revista para tratar de evitar la publicación de esta historia”, relata Appleyard.
“Un culto de omerta corporativo –el código de silencio de la mafia-, es aplicado implacablemente con empleados despedidos si es que algo se filtra o hablan demasiado”, agrega el periodista para describir la vida al interior de las oficinas centrales de Apple. De hecho, asegura que los ejecutivos suelen entregar información errónea a cierta parte de la empresa, para poder rastrear cualquier filtración.
Pero son los trabajadores de proyectos importantes los que más sufren por este exceso de seguridad. “Una vez en sus escritorios o puestos de trabajo, son monitoreados por cámaras y deben cubrir todos los dispositivos con capas negras y encender luces rojas de advertencia cuando son descubiertos”.
Appleyard también ejemplifica este exceso de secretismo con el caso de una adolescente inglesa cuyo iPod explotó, y que Apple trató de ocultar ofreciendo devolver el dinero del aparato, sólo después de que el padre de la niña firmara un contrato de confidencialidad, el que no fue aceptado.
“’Están restringiendome a mi, a mi hija, y a mi esposa para que no digamos nada a nadie’, dijo Ken Stanborough. ‘Si sin querer decimos algo, podrían llevarnos a juicio. Pensé que era absolutamente atroz’. Esta no es la imagen de un estilo de vida de libertad y buenos ratos que quiere proyectar la compañía. Es parte de una operación paranoica mucho más ruda”, dice la historia.