LA HABANA.- Algunos días atrás, una empresa de telecomunicaciones estadounidense ubicada en Miami, anunció que tenía los planes de instalar un cable submarino de fibra óptica hacia Cuba, y así proporcionar servicios de acceso a Internet y televisión. Sin embargo, kas autoridades en La Habana todavía no saben nada de eso.
"Sigue siendo una noticia de la que nos enteramos cuando leímos la prensa, porque no tenemos ninguna información oficial al respecto hasta este momento. No hay ninguna comunicación ni previa ni posterior a ese anuncio hecho en la prensa", dijo en conferencia de prensa el director de Estrategias de la Oficina para la Informatización de Cuba, Francisco Hartmann.
Por su parte, la directora de Cooperación y Organismos Internacionales del Ministerio de la Informática y las Comunicaciones, Noemi Benítez, precisó que, al ser Cuba un país embargado, es el gobierno de Estados Unidos el que debe comunicar oficialmente a la isla los planes de dicha compañía, pero que "eso hasta ahora no ha pasado".
TeleCuba Communications Inc., una pequeña empresa de telecomunicaciones asentada en Miami, aseguró a mediados de este mes haber recibido una licencia del Departamento del Tesoro estadounidense para instalar el cable de unos 177 kilómetros entre Cayo Hueso, en el sur de Florida y Cojímar, al este de La Habana.
Dicha conexión sería la primera en su clase, después de que, en abril, al dar a conocer otras medidas como el levantamiento de las restricciones a los viajes a Cuba de cubanos residentes en Estados Unidos, el presidente Barack Obama, anunciara que se autorizará a empresas de telecomunicaciones norteamericanas a operar en la isla.
Hasta la fecha, debido al embargo estadounidense vigente desde los años 60, Cuba es el único país del hemisferio que no está conectado a los cables submarinos de telecomunicaciones que pasan a pocas millas de sus costas, y sólo recibe acceso a Internet vía satélite, considerablemente más caro y lento que a través de las líneas de fibra óptica.
A fin de mejorar la conectividad de Cuba a Internet, Venezuela proyecta también establecer su propio tendido de fibra óptica hacia la isla, que tendría un precio superior a los 70 millones de dólares, frente a los 18 millones de dólares en los que está presupuestado el proyecto de la empresa con sede en Miami.
No obstante, el especialista de la Oficina para la Informatización Carlos del Porto, consideró que, en el caso de Cuba, el componente político no se puede separar del técnico, y dijo que habría que preguntarse quién va a administrar y tener acceso a la información que fluya por la conexión submarina desde Florida.
"Si todas las comunicaciones de Cuba las pasamos por un cable que se pase por la Florida, la independencia tecnológica, la soberanía, que para nosotros es vital, ¿dónde queda?", afirmó Del Porto. "A veces la economía en el caso de Cuba no es el móvil de la balanza. A nosotros a veces nos interesa más el elemento de la soberanía, de la independencia y la seguridad nacional del país", señaló.
Por su parte, Hartmann explicó que el embargo económico, financiero y comercial "afecta tremendamente a todos los ámbitos de la tecnología" y que, en el caso de Internet, impide a Cuba el acceso a "cientos y miles" de páginas y servicios ofertados en la red desde servidores ubicados tanto en Estados Unidos como en terceros países.
Entre numerosos ejemplos, el experto citó la imposibilidad para usuarios cubanos de utilizar el popular servicio de chat Microsoft Messenger, de bajar programas ofertados por el buscador Google, como Google Earth, Picasa o Chrome, o de acceder al software disponible en los portales de fabricantes como Java, Cisco o Borland.
"El llamado libre acceso a la red de redes tan proclamado por mucha gente en la red no lo es realmente cuando le conviene a Estados Unidos", afirmó Hartmann, asegurando que dichas limitaciones afectan a Cuba no sólo en el caso de Internet, sino también en relación al llamado software libre.
Estados Unidos autorizó a Cuba a acceder a Internet a raíz de la llamada Ley Torricelli de 1992, una de las leyes en las que se sustenta el embargo norteamericano, que le permitió a la isla desde entonces un acceso limitado vía satélite con el objetivo de que éste sirva para desestabilizar al gobierno cubano.
Actualmente, toda la isla, de 11,2 millones de habitantes, dispone de un ancho de banda de 323 megabytes por segundo de bajada y 199 megabytes por segundo de subida, es decir, menos que el promedio de una empresa mediana en Estados Unidos o Europa.