En las bases del Territorio Antártico Chileno en invierno no hay más de 170 personas, mientras que en verano la población crece hasta 400.
El MercurioSANTIAGO.- Hace exactamente 50 años Chile, junto a otras 11 naciones, firmaba el Tratado Antártico, que básicamente estableció que cada una de las naciones reconocía a la Antártica como un continente internacional, congelando las aspiraciones territoriales de los signatarios y prohibiendo la realización de nuevas reclamaciones.
De acuerdo con lo estipulado en este tratado, la actividad primordial que se debía realizar en la Antártica es la científica, todas de carácter pacífico, quedando prohibida toda actividad de carácter militar o el uso militar de las bases que en ella se encuentren, razón por la cual en la Antártica no pueden existir armas.
El acuerdo, que se planteó con una vigencia indefinida, debía ser revisado 30 años después de su firma, lo cual finalmente se hizo a principios del siglo XXI, cuando se revisó por completo y se llegó al acuerdo de seguir con el Tratado, claro que anexándole el "Protocolo de Madrid", que supervisa el tema de la protección ambiental en el continente Blanco.
Verónica Vallejos, subdirectora nacional (s) del Instituto Antártico Chileno (Inach), y segunda vicepresidenta de Protección del Medioambiente en el marco del Tratado Antártico, explica que esto fue fundamental ya que solucionaba uno de los aspectos que el acuerdo original no contemplaba.
Vallejos asegura que lograr este tipo de protocolos no es fácil, ya que esto requiere que todos los países firmantes estén de acuerdo, ya que con sólo un país en contra la decisión debe desecharse.
Y pese a que reconoce que probablemente no sea el tratado más perfecto, la subdirectora nacional (s) del Inach destaca que en sus 50 años no se ha registrado ningún conflicto en "la administración de un continente entero".
Turismo, el tema pendiente
La subdirectora nacional (s) del Instituto Antártico Chileno (Inach) explica que de acuerdo con el último estudio que se conoce, la Antártica recibió cerca de 30 mil turistas en casi un año.
"Hoy esto es un riesgo", dice Vallejos, ya que "todos los años hay algún tipo de accidente que involucra a los turistas".
Y considerando que es "el lugar más limpio de nuestro planeta", los accidentes deben tratar de minimizarse. La idea, dice Vallejos, no es que las personas dejen de ir a la Antártica, sino que la actividad turística se norme adecuadamente.
A su juicio este es uno de los grandes puntos pendientes del Tratado Antártico: cómo logramos de mejor forma el turismo, lo que, dice, "no es fácil, porque es algo pacífico, aceptado, y es muy bueno que la gente se acerque a la Antártica y conozca el valor que ésta tiene".
"En los últimos dos años los países firmantes se están tratando de poner de acuerdo en esta materia, pero todo requiere consenso", el que está ahora no se ha alcanzado, explica Vallejos.
Chile en la Antártica
Chile tiene actualmente tres bases en la Antártica: Presidente Eduardo Frei Montalva, la Base Naval Capitán Arturo Prat y la Base General Bernardo O'Higgins, además de la Base Profesor Julio Escudero del Inach, donde sólo hay un ingeniero residente y que depende de la energía que le suministre la Fach.
Pese a que Chile opera en este territorio con dos barcos, "algo que tenemos pendiente es tener un rompehielos científico", explica Vallejos.
En este contexto destaca que a nivel nacional son tres los grandes temas pendientes: primero, la potenciación del programa científico nacional, segundo, el poder incorporar los nuevos grupos de investigación y tercero, lograr una plataforma científica adecuada, con los medios necesarios, como el mencionado rompehielos.
Y dado que la principal tarea que se consagra en el Tratado es la investigación científica, Chile realizará durante este año un total de 26 proyectos en terreno más otros 14 que no requieren estar en el continente blanco, ya que se puede operar con datos de investigaciones previas.
En este contexto, el 2010 será un año récord para Chile en materia de investigación científica Antártica, ya que se llevarán 72 científicos chilenos, triplicando el número de profesionales que viajaban cuatro años atrás.
Pese a que existe una excelente relación entre todos los países firmantes del Tratado Antártico, el acuerdo contempla que cualquier nación puede realizar inspecciones, que se deben autofinanciar, y en las que cada país debe permitir acceso a todas sus instalaciones.
La última que se realizó fue 2007, la cual estuvo organizada por EE.UU. y contó con un invitado de Perú.
En ésta no se encontraron grandes anomalías, sino que las principales observaciones tuvieron relación con la existencia de bases o instalaciones que no se ocupan y por lo que se determinó que todas debían ser desarmarlas.
Pese a que Chile tiene algunas estaciones chicas que están inhabitadas, explica Vallejos, no se encuentran en sitios comúnmente habitados, aunque no por ello se pueden dejar ahí.
En términos de población, en toda la Antártica, durante el invierno, que es cuando menos gente hay, viven entre 2.500 a tres mil personas, mientras que en verano la cifra sube a entre cinco a seis mil personas.
En el territorio chileno en invierno hay de 150 a 170 personas, mientras que en verano de 300 a 400 personas.