WASHINGTON.- El hallazgo de microbios que viven en arsénico, anunciado en diciembre pasado por la NASA, ha generado un intenso debate entre diferentes científicos que cuestionan el descubrimiento.
En diciembre la revista Science publicó un estudio dirigido por Felisa Wolfe Simon, del Instituto de Astrobiología de la agencia espacial estadounidense en Menlo Park (California), según el cual los científicos habían hallado bacterias que viven en arsénico en un lago de ese Estado.
Las formas de vida hasta ahora conocidas se componen principalmente de seis elementos: carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, azufre y fósforo.
El arsénico es, típicamente, tóxico para los organismos vivos, pero sus propiedades químicas son similares a las del fósforo.
Los investigadores dijeron en diciembre que habían hallado en las aguas tóxicas y salobres del Lago Mono, en California, una bacteria de la familia Halomonadaceae que puede sustituir completamente el fósforo con arsénico al punto de incorporar este elemento a su ácido desoxirribonucleico (ADN).
"Si esto fuese cierto este hallazgo tendría implicaciones importantes para nuestra comprensión de los requisitos básicos para la vida,” indica un editorial que publicó hoy Science, que dio cuenta de la recepción de comentarios, críticas y aportes de muchos científicos desde que se hizo el anuncio.
De confirmarse el hallazgo del equipo de Menlo Park se ampliaría, asimismo, el horizonte para la búsqueda de vida en el Universo, ya que la pesquisa no se limitaría a los planetas donde estén o predominen los seis elementos hasta ahora considerados como componentes básicos de la vida.
Science eligió y publicó hoy ocho comentarios de científicos que añaden serias dudas sobre el hallazgo de Wolfe Simon y sus colegas.
Así, por ejemplo, Steven Benner, del Instituto Westheimer para Ciencia y Tecnología en Gainesville, Florida, señala que la forma del arsénico que podría encontrarse en el ADN -ésteres arsenatos- se descompone en el agua mucho más rápido que los ésteres fosfatos y probablemente serían muy inestables en el ADN.
Otro de los argumentos de Benner es que quizá las bacterias del Lago Mono ingirieron trazas de fósforo de su ambiente ya sea del medio de crecimiento o como una impureza desconocida que acompaña al arsénico.
Patricia Foster, de la Universidad de Indiana en Bloomington, argumenta que los microbios tienen dos sistemas para la asimilación del fósforo, uno que es relativamente ineficiente, pero activo en todos los niveles de fosfato (Pit), y el otro más eficiente, pero que se activa sólo cuando los niveles de fosfato son bajos (Pst).
Foster señala que al cultivar sus microbios en un medio con bajos niveles de fósforo y elevados niveles de arsénico, Wolfe Simon y sus colegas quizá seleccionaron, de forma inadvertida, un microbio que ha perdido su sistema Pit, pero ha incrementado la capacidad de su sistema Pst.
"Este sistema Pst realzado, y no la ingesta de arsénico, podría explicar por qué los microbios crecieron en ese medio,” señaló Foster.