MADRID.- Con la actualidad cargada de noticias sobre agujeros de seguridad y robos de datos, y con el nuevo marco comunitario sobre telecomunicaciones a la vuelta de la esquina, el jefe de seguridad de Google, Peter Fleischer, plantea como solución que todos los servicios permitan a los usuarios controlar sus datos.
"Nadie, ni nosotros, ni el Gobierno, debería tomar decisiones sobre los datos de otros porque hay gente que quiere borrarlo todo y otros que prefieren guardarlo todo, y creemos que lo correcto es un modelo que permita decidir a los usuarios,” afirma el director de protección de datos de la empresa tecnológica.
Gran parte del trabajo de Fleischer, según él mismo comenta, consiste en “viajar constantemente” para abordar cuáles son las diferentes sensibilidades sobre la materia en diferentes partes del mundo, porque su experiencia le ha llevado a darse cuenta de que “la privacidad es una cuestión cultural e histórica”.
El servicio de mapas y panorámicas a pie de calle de la multinacional californiana, Google Street View, ejemplifica esa diferencia de puntos de vista: “exactamente el mismo servicio, con la misma política, ha sido aceptado en España como algo positivo y ha levantado un gran debate en Alemania”.
Las caras y matrículas de coches que aparecen en las imágenes de Street View se emborronan automáticamente gracias a un algoritmo, creado en 1997, que tras sucesivas mejoras es capaz de detectar el 99% de las imágenes susceptibles de vulnerar la privacidad de los retratados.
Pero el uno por ciento de imágenes restante es suficiente para que se desate la polémica en algunos países.
Ríos de tinta ha provocado también la recopilación de “diminutos fragmentos de conversaciones Wi-Fi” durante la toma de instantáneas para el Street View.
El objetivo era registrar las conexiones Wi-Fi para lanzar un servicio de geolocalizaciones.
El resultado fueron decenas de investigaciones en diferentes países para obligar a Google a asumir responsabilidades.
"En todo momento reconocimos que se trataba de un error y que nuestro objetivo era borrar los datos obtenidos de forma incorrecta,” relata Fleischer que espera que los procesos que aún permanecen abiertos en países como España se cierren lo antes posible.
Para este experto en seguridad “ningún sistema informático es cien por cien seguro,” por lo que lo importante no es que se descubran vulnerabilidades, “sino que se solucionen cuanto antes”.
Una rapidez de reacción que Google tuvo que demostrar recientemente para subsanar los fallos detectados en su sistema operativo Android antes de que el riesgo teórico se hiciera real.
Las amenazas, como la información que acoge la red, se multiplicarán en el futuro, opina Fleischer, quien agradece las nuevas directivas de la Unión Europea en materia de telecomunicaciones, una “perspectiva global” a un problema que afecta a todos los países, moderniza una norma “que data de antes de la llegada de internet” y regula las cookies de seguimiento.
"Algunas webs son muy buenas a la hora de informar para qué usan las cookies y otras no lo son tanto. El espíritu de la directiva es animar a todas las webs a ser responsables e informar al usuario con transparencia para que pueda decidir,” comenta el responsable de seguridad de Google que confía en los navegadores para canalizar las preferencias de los internautas respecto a las cookies.
Al margen de los puntos positivos de la nueva norma, Fleicher considera que sigue haciendo demasiado hincapié en “dónde se almacenan los datos” en un contexto en el que “antes de que un email llegue a un ordenador pasa por dos continentes y seis países distintos” e “independientemente de si tu centro de datos está en Bélgica o en Andalucía, tienes que proteger la privacidad de los usuarios”.