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Escolares brasileños de 12 años trabajan para poner un satélite en órbita

El ensamblaje será realizado en su totalidad por 108 niños de sexto año, que tienen entre 11 y 12 años, lo que según su profesor los convertiría en "el grupo más joven del mundo en realizar una investigación espacial".

01 de Junio de 2011 | 12:35 | AFP
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AFP

UBATUBA.- Un centenar de estudiantes de una  escuela primaria del balneario de Ubatuba (en Sao Paulo, al sureste de Brasil)  se han lanzado a la conquista del espacio y esperan convertirse en los más  jóvenes en construir un satélite que podría estar en órbita este mismo año.


La idea nació cuando Cándido de Moura, un profesor de matemáticas de la  escuela municipal Tancredo de Almeida Neves, leyó en una revista científica que  una empresa estadounidense "había desarrollado un kit para construir un  satélite" a un costo de 8.700 dólares.


"Me pareció tan interesante que escribí a la empresa y me mandaron toda la  información. Lo conversé entonces con algunos profesores y empresarios amigos  que se mostraron tan interesados como yo y comenzamos a trabajar en el primer  satélite de Ubatuba, el Tancredo-1", explicó Cándido.


Un empresario local dio el dinero para comprar las piezas y el estatal  Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE por sus siglas en  portugués) presta el soporte técnico para la construcción del Tancredo-1, que  espera ser puesto en órbita desde Estados Unidos a finales de año.


El ensamblaje será realizado en su totalidad por los 108 niños del sexto año de esta escuela, que tienen entre 11 y 12 años, lo que según el profesor  los convertiría en "el grupo más joven del mundo en realizar una investigación  espacial", basado en estadísticas de la empresa Interorbital, que les vendió el  kit.


"No tienen registro de ningún estudiante en el mundo haciendo esto", añadió.


El satélite tiene una forma cilíndrica, de unos 50 centímetros de altura y  15 de diámetro, que estará revestido principalmente por paneles solares, y  tiene cuatro componentes: una antena, un generador de potencia, un transmisor y  un microcontrolador.


Su operación se realizará desde un centro de control instalado en la  escuela de Ubatuba.


"El satélite estará sometido a temperaturas extremas, será lanzado en un  cohete que llegará a los 28.000 km/h y colocado en el espacio a 310 km de  altitud. Hay que hacerlo bien o no resistirá", subraya el docente.


Todos los días, uno de los cinco grupos de trabajo acude al laboratorio de  la escuela. Allí, las profesoras Marilea D'Angelo y Patricia Patural dirigen el  entrenamiento de los pequeños científicos que comienzan a montar algunos  componentes electrónicos como práctica para el gran reto de armar el  dispositivo final la próxima semana.


"Pásame el componente... Ese, sí", pide con seguridad el alumno David a  Augusto, y lo coloca sobre la base de plástico y deja a su compañero soldarlo  como un profesional. A su lado, otro grupo de niñas perfora otra placa.


"Estamos aprendiendo mucho, de todo", dice Augusto. La experiencia ya motiva a algunos a inclinar su vocación hacia la  electrónica, como por ejemplo Bruna, de 11 años que dice con temple: "Creo que  voy a ser ingeniera electrónica de grande".


Una vez en órbita, el Tancredo-1 enviará un mensaje que será grabado en  portugués, español e inglés.


Para definir el contenido, la escuela abrió un  concurso con todos los estudiantes.


El premio es ir a Estados Unidos, junto con otros cinco compañeros  involucrados en el montaje, desde donde podrán ver el lanzamiento realizado por  Interorbital, que dentro del precio del kit, incluye el envío al espacio en un  cohete propio.


Desde hace varias décadas Brasil se empeña en desarrollar tecnología propia  para colocar satélites en órbita. Los principales fueron los desarrollados en  cooperación con China, destinados a vigilar la tala ilegal en la Amazonía, el  tercero de los cuales fue desactivado hace un año y cuyo cuarto satélite  debería ser lanzado próximamente.


La experiencia espacial en Ubatuba no terminará con el Tancredo-1. Ya el  equipo de profesores comienza a trabajar en su próximo satélite, el Tancredo-2,  que llevará "alguna clase de experimento", explicaron los profesores.


"¿Niños de 11 años armando un satélite? Ahora estoy convencida que sí, es  una oportunidad única para aprender", concluye risueña Andrea.

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