BERLÍN.- No pasa un día sin un nuevo ataque de los grupos de hackers Anonymous y LulzSec contra empresas e instituciones de gobierno.
Su más reciente víctima fue en la noche del martes el gobierno y la presidencia de Brasil, cuyas webs quedaron paralizadas.
Son muchos, no tienen rostro y están furiosos: hackers anónimos atacan desde hace semanas cada día nuevos objetivos.
Primero fue la empresa japonesa Sony, luego el Senado estadounidense y la CIA, más tarde el organismo contra la delincuencia organizada de la policía británica (SOCA), y ahora Brasil...
Los atacantes se juegan su prestigio con estas intervenciones, pero también apuntan a instituciones y empresas que "dominan y controlan nuestro océano de Internet", afirmó LulzSec en un comunicado.
Tras un enfrentamiento inicial, LulzSec se ha aliado ahora con Anonymous. "Nuestra flota de combate Lulz Lizard declara la guerra inmediata e incansable", anunció el grupo en internet en el lanzamiento de la "Operation Anti-Security" (AntiSec).
Su ofensiva se enfrenta sin embargo a los grupos que todos los gobiernos están creando para hacer frente a las amenazas cibernéticas.
Por ejemplo el alemán acaba de montar un Centro Nacional contra los Delitos Cibernéticos, cuyo portavoz, Tim Griese, aseguró el martes: "Si son atacadas las redes gubernamentales, responderemos con medidas concretas".
Poco después, las autoridades británicas detenían a un presunto miembro de LulzSec cerca de Londres.
LulzSec apareció este mismo año con un ataque contra Sony Pictures y fuertes provocaciones en la red social Twitter.
El nombre procede de la jerga inglesa "lulz" ("laugh out loud", reír fuerte) y "Security" (seguridad).
En cambio, el movimiento Anonymous surgió en 2008 con acciones contra la secta de la Cienciología.
El año pasado apoyaron las revelaciones de la plataforma WikiLeaks y atacaron las webs de las empresas de tarjetas de crédito MasterCard y Visa, cuando se negaron a seguir aceptando pagos pata Wikileaks.
Para ello, varios miles de internautas bajaron el software "Low Orbit Ion Cannon" (LOIC), para sumarse con sus computadoras de forma voluntaria a una red que lanzó un ataque DDoS (Distributed Denial of Service), por el cual bombardearon las webs de las compañías con inmumerables paquetes de datos hasta colapsarlas.
En sus chats, organizados en sistemas IRC (Internet Relay Chat), los activistas y simpatizantes debaten de forma anónima sobre sus planes y celebran los ataques exitosos.
"Anonymous soy yo y eres tú, somos todos", escribió un participante durante un debate sobre la relación con los "nuevos" de LulzSec.
"Anonymous es un grupo, aunque no tenga líder", señaló otro.
El activista Stephan Urbach señala que la idea de lo anónimo da seguridad, y que además hay diferentes tendencias dentro del grupo.
Una parte quiere seguir centrándose en ataques contra la Cienciología, otros se interesan más por Wikileaks o los movimientos de protesta en el mundo árabe.
"Una parte de los activistas de Anonymous se unieron a LulzSec, otros siguen en contra", añade Urbach.
Los motivos para los ataques son tan difusos como quiénes integran los movimientos.
Algunos defienden que de esa forma llaman la atención sobre la seguridad para conseguir sistemas tecnológicamente mejores.
Otros tienen más bien objetivos políticos. "Deberíamos atacar al uno por ciento más rico y distribuir el bienestar", comenta un hacker.
Los ataques de denegación de servicio son molestos para los afectados, pero se pueden controlar sin mayores problemas con medidas concretas como filtrar los paquetes de datos.
Así, la página de la SOCA volvió a funcionar el martes tras unas 12 horas de interrupción.
Tienen una dimensión diferente en cambio los ataques en los que los hackers entran en sistemas ajenos y roban datos. Y han demostrado varias veces que pueden hacerlo.
LulzSec acaba de anunciar: "Nuestro principal objetivo es robar todo tipo de informaciones gubernamentales secretas y hacerlas públicas".
Los hackers hablan de una "guerra" contra todo intento por limitar la libertad en internet.
Pero en sus propios foros hay debates sobre el hecho de que podrían conseguir justamente lo contrario con sus acciones, que podrían desembocar en una mucho mayor regulación de la red.