La producción de biodiésel se ha ampliado a varios tipos de cultivos en Brasil.
ReutersBRASILIA.- El científico brasileño Expedito José de Sá Parente, conocido como el creador del biodiésel, falleció este martes a los 70 años en la ciudad de Fortaleza, debido a una enfermedad intestinal.
La Presidenta de ese país, Dilma Rousseff expresó su pesar por el fallecimiento del investigador, quien desarrolló este combustible "verde" a partir de plantas oleaginosas.
Sá Parente "creó el biodiésel, motivo de orgullo para todos los brasileños", recordó la mandataria en una nota divulgada por la sede de gobierno, en la que subrayó que "su descubrimiento, patentado en Brasil, tuvo un amplio reconocimiento mundial e importancia decisiva para el futuro del país".
El científico e ingeniero químico, quien en octubre habría cumplido 71 años, falleció en un hospital de Fortaleza aquejado por diverticulitis, una malformación que afecta al intestino, según el diario Folha de Sao Paulo.
Su dedicación al biodiésel, "producido a partir de la materia prima desarrollada por millares de familias de agricultores, "contribuyó a reducir la pobreza en el campo", destacó Rousseff.
Los restos de Sá Parente serán cremados el miércoles, agregó el diario.
Beneficios y riesgos
Brasil es el segundo productor de biocombustibles del mundo, después de Estados Unidos, y posee 74 plantas con capacidad para seis millones de metros cúbicos de carburante al año (en 2010 la producción fue de 2,4 millones), en un proceso en el que están involucrados 276.000 agricultores.
Entre los beneficios que trae esta producción está el ahorro de combustibles fósiles, con la consiguiente reducción de la emisión indirecta de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que inciden en el calentamiento global. También hay beneficios económicos para el agro, que consigue colocar un producto de alto valor en el mercado.
No obstante, la generación de biodiésel extraído de plantas ha motivado fuertes críticas debido a que contribuye indirectamente a elevar el precio de los alimentos en todo el mundo, al desviar extensiones cada vez mayores desde la producción de comida a los combustibles.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha advertido repetidamente que la producción de biocombustibles presiona hacia el alza a los alimentos, y sería responsable de más del 60% de dichos incrementos de precios globales se relacionan con este factor.
Del mismo modo, la producción de biodiésel ejerce presión sobre la "frontera" agrícola, lo que incide en la deforestación y el agotamiento de los suelos.