PARÍS.- El kilogramo patrón, conservado con sumo cuidado desde hace más de un siglo cerca de París, ha adelgazado o engordado con el paso del tiempo y hay que sustituirlo, pero la pregunta es ¿cómo?.
Una conferencia internacional que acaba de concluir parece haber conseguido "un progreso histórico" en este sentido. El debate para establecer un "kilo estable" desata pasiones desde hace más de diez años. Se trata de lograr una nueva definición desprovista de referencias físicas. El patrón actual data de 1889.
El Kilogramo Patrón está un cilindro de 39 milímetros de diámetro y de una altura compuesta en un 90% por platino y en un 10% por iridio. Permanece protegido bajo tres campanas de vidrio en una caja fuerte en el Pavillon de Breteuil, a las afueras de París.
Su masa ha variado con relación a la de las seis copias oficiales. En algo más de un siglo, la diferencia sería de unos 50 microgramos (millonésimas de gramo) entre el prototipo internacional del kilogramo y el promedio de estas copias fabricadas en la misma época.
"Vienen a ser unos 0,5 microgramos por año", precisa Alain Picard, director del departamento de masas de la Oficina Internacional de Pesas y Medidas (BIPM, por sus siglas en francés).
Actualmente, "por definición", el prototipo internacional representa la unidad de masa y "pesa exactamente un kilo, pero no sabemos si adelgaza o engorda", declaró. Según él, las ínfimas variaciones constatadas pueden deberse a "efectos en la superficie".
Por eso se ha decidido sustituir este patrón recurriendo a una "mejor definición de una unidad de masa", como ya se hizo con el metro en 1960, y en 1983. "Por el momento no se ha tomado ninguna decisión", ni se esperan cambios concretos antes de 2014, matiza Alain Picard.
El antiguo metro patrón, que perdió su estatuto de prototipo internacional, se conserva en Sèvres por su valor histórico, pero ahora el metro se define en función de la velocidad de la luz. Más concretamente, en función de la distancia que recorre en una ínfima fracción de segundo.
Otra de las verdades cuestionadas esta semana fue la hora GMT. Cincuenta científicos del mundo entero se reunieron cerca de Londres para debatir una nueva definición del tiempo, que antepone la referencia únicamente atómica, relegando al olvido la hora solar del meridiano de Greenwich (en Londres), convertida en una pauta mundial en 1884.