GINEBRA.- Los científicos del Centro Europeo Investigación Nuclear (CERN) aseguraron hoy que es "demasiado pronto para sacar conclusiones", respecto a los nuevos datos obtenidos en las investigaciones que pretenden encontrar el Bosón de Higgs, conocido también como "la partícula de Dios".
"Es demasiado pronto para sacar conclusiones. Se necesitan más datos y estudios, pero creo que los meses venideros serán apasionantes", aseguró Fabiola Gianotti, portavoz de ATLAS, uno de los experimentos que operan en el CERN.
Gianotti añadió que el experimento para encontrar la partícula que ayudaría a explicar el origen de la masa "está en una etapa muy avanzada", pero insistió en que hay que seguir trabajando.
La presentación de los resultados de ATLAS y de CMS, los dos detectores (de un total de cuatro) del Gran Acelerador de Hadrones (LHC) que buscan en paralelo la partícula de Higgs, despertó una gran expectación en la comunidad científica y en los medios de prensa, que abarrotaron las instalaciones en Ginebra.
Aunque el CERN ha intentado moderar las expectativas señalando que aún no ha llegado a la etapa de establecer de manera definitiva la existencia o no del Bosón de Higgs, algunos científicos adelantaron que se presentarán "resultados sólidos" que apuntan a su "presencia".
De todos modos, la cautela se impone y no se dirá nada definitivo hasta que esos resultados sean contrarrestados una y otra vez, y se pueda eliminar todo riesgo de error.
Esa partícula explicaría las interacciones entre el resto de partículas y las fuerzas que actúan entre ellas, lo que a su vez permitiría comprender el origen de la masa.
Se cree que si todavía no se ha puesto de manifiesto es porque no hubo la energía necesaria para hacerla visible en experimentos físicos, algo que sí ha conseguido este año el LHC, que ha logrado acelerar haces de protones en sentidos opuestos a más del 99,9 por ciento de la velocidad de la luz antes de que colisionen.
En el acelerador -un anillo de 27 kilómetros de circunferencia y dotado de cuatro gigantescos detectores enterrados entre 50 y 150 metros debajo de la tierra- se generan unos 20 millones colisiones por segundo, pero de todos ellos una ínfima parte arroja datos que pasan el primer filtro de análisis.