SIDNEY.- Los fans de Apple en Australia se convirtieron este viernes en los primeros en el mundo en tener en sus manos la última versión del iPad, mientras que cientos de amantes de este tipo de aparatos asediaban la principal tienda de la compañía en Sidney.
En escenas que se espera se repitan en los otros nueve países que lanzan el producto, cientos de personas aguardaron la apertura de la tienda de Sídney, a las 08:00 hora local.
El iPad de tercera generación saldrá a la venta este viernes en diez países y territorios: Australia, Estados Unidos, Francia, Canadá, Alemania, Japón, Singapur, Suiza, Gran Bretaña y Hong Kong. En una semana, más de 30 países deben tener acceso al nuevo dispositivo.
Mientras las colas serpenteaban en las calles de la ciudad frente a las cuatro tiendas de Apple, el tumulto no fue tan grande como en la época en que se lanzó el iPad 2, cuando la gente comenzó a acampar cuatro días antes.
El nuevo iPad, un poco más pesado que su predecesor, ofrece una mejor resolución de imagen, con su pantalla Retina -a la par del último teléfono inteligente de Apple, el iPhone 4S-, además de un procesador más potente, al tiempo que permitirá conectarse a las últimas redes de telecomunicaciones 4G LTE, más rápidas que sus predecesoras.
Apple busca reforzar su supremacía en el mercado de los tablets con el lanzamiento de su nuevo iPad, aumentando la presión sobre sus rivales, incluido Google, al ofrecer un producto más atractivo que los dispositivos equipados con el sistema operativo Android.
Impulsado por las expectativas creadas por el lanzamiento de la nueva versión de su tableta digital, la acción de Apple alcanzó el jueves, por la primera vez, los 600 dólares en la Bolsa de Nueva York.
La acción cotizó a 600.01 dólares poco después de la apertura de Wall Street, antes de cerrar a 585.56 dólares.
La enorme popularidad del nuevo iPad estaba clara desde que empezaron los pedidos en línea, poco después de la presentación del producto, el 7 de marzo: a los internautas que compraban su tableta en línea para evitar las colas se les advertía que tendrían que esperar "dos o tres semanas".