Uno de los elementos de la muestra es este modelo del cerebro de Albert Einstein (basado en la imagen de la izquierda).
AFPLONDRES.- Una muestra inaugurada hoy en el museo Wellcome Collection en Londres busca retratar la historia de la investigación sobre el cerebro, el órgano que actúa como centro de control del cuerpo humano y que está a cargo del pensamiento, la memoria y las emociones.
La exposición "Cerebros: la mente como materia" explora las investigaciones sobre el órgano a través de 150 objetos, incluyendo cerebros en formol, instrumentos quirúrgicos, fotografías documentos e incluso obras de arte. La muestra "trata sobre lo que le hacemos al cerebro, es decir, las formas en las que lo hemos estudiado, recopilado y preservado", explicó a EFE el encargado de la exposición, Marius Kwint.
La investigación sobre este órgano ha sido siempre una tarea difícil, debido a que el tejido cerebral se pudre rápidamente y es difícil de diseccionar. Los esfuerzos por entender su funcionamiento se han intensificado en las últimas décadas, debido al rol que tiene en enfermedades degenerativas como el Alzhéimer. "Lo más fascinante del cerebro es su complejidad y esto es lo que convierte su estudio en algo tan interesante”, apuntó Kwint, quien describió a este órgano como “el centro de nuestra identidad".
La exposición, que estará abierta hasta el próximo 17 de juniop, homenajea a algunos investigadores que trataron de desvelar los aún múltiples secretos del cerebro, entre los que sobresale el neurocientífico español Santiago Ramón y Cajal. Retratado en su laboratorio en pose tranquila y concentrada, Ramón y Cajal fue el autor de la "doctrina de la neurona", la teoría que puso de manifiesto que el tejido cerebral está compuesto por células individuales y que le hizo merecedor del premio Nobel de Medicina en 1906.
Algunos cerebros expuestos en el museo londinense pertenecieron a personajes famosos como el físico Albert Einstein, el matemático Charles Babbage o William Burke, un asesino irlandés que mató a dieciséis personas, pero también a donantes anónimos, a los que se recuerda además a través de fotografías. Un cráneo trepanado con varios agujeros, que data de hace 5.000 años, ilustra cómo los humanos han intentado la antigüedad.