Esta fotografía cedida por la Japan Aerospace Exploration Agency (JAXA) muestra una ilustración del satélite Shizuku.
EFETOKIO.- La Agencia nipona de Exploración Aeroespacial (JAXA) confirmó el lanzamiento satisfactorio de un cohete portador con cuatro satélites de observación, uno de ellos surcoreano, informó la agencia local Kyodo.
El cohete, que se lanzó desde el centro espacial de la isla de Tanegashima (suroeste), despegó a las 01.39 hora local (04.39 GMT del jueves) y supone la primera misión en la que Japón lanza al espacio un satélite para otro país.
Según la agencia, 16 minutos después de que despegara el cohete, el satélite surcoreano, Arirang 3, desarrollado por el Instituto Científico Aeroespacial de Corea del Sur se separó de la lanzadera a una altitud de unos 680 kilómetros.
Por su parte, 23 minutos después del coreano, se separó del cohete el satélite de observación meteorológico nipón Shizuku, acompañado de otros dos pequeños satélites equipados con paneles solares, que entraron en órbita con éxito según el plan establecido.
El cohete surcoreano recogerá información geográfica a través de imágenes en alta resolución realizadas con una cámara electro-óptica con una resolución de 70 centímetros, mientras que el Shizuku japonés obtendrá información de la lluvia o la temperatura del mar mediante un radiómetro de microondas.
El H-2A es el principal modelo de lanzadera de Japón, está construido en su totalidad con tecnología nacional y su lanzamiento tiene un coste aproximado de 100 millones de dólares.
La operación de hoy estuvo coordinada por la JAXA y el fabricante aeroespacial Mitsubishi Heavy Industries, que con este lanzamiento acumulan 15 consecutivos y participan en este tipo de misiones desde 2005, detalló Kyodo.
Mitsubishi Heavy Industries espera que tras el éxito cosechado reciban más pedidos de otros países para poder seguir desarrollando su actividad aeroespacial, sustentada únicamente por los escasos lanzamientos domésticos.
La misión se produce después de que el mes pasado Corea del Norte fracasara en el lanzamiento de un cohete de largo alcance que, según Pyongyang, tenía como objetivo poner en órbita un satélite de observación.
El lanzamiento norcoreano fue condenado por gran parte de la comunidad internacional y recibió nuevas sanciones adicionales por parte del Consejo de Seguridad de la ONU al ser considerado una prueba balística encubierta.