BEIJING.- Vender aire enlatado. Ésa es la idea que tuvo el multimillonario y filántropo chino Chen Guangbiao para concientizar a la población de su país de la gravedad del problema que representa una contaminación galopante y de la necesidad de proteger el medioambiente.
El hombre, toda una celebridad en China, anunció esta semana que colocará tiendas ambulantes en las ciudades de Beijing, Shanghái y Guanzhou para vender aire fresco en latas a partir del 17 de septiembre, días antes de la celebración del "Día mundial sin automóvil", el 22 de ese mes.
El primer lote de 100.000 latas de aire limpio "Chen Guangbiao buena persona" se venderá por cerca de US$ 0,63. Por cada una que se adquiera, el filántropo donará US$ 0,018 a organizaciones caritativas.
Según dice el millonario, el aire se recolectará en provincias y regiones chinas con poca contaminación, como las noroccidentales de Qinhai y Tibet o la suroccidental de Yunnan. Según ha declarado a los medios chinos, "muchas de las personas de las grandes ciudades ya están cansadas de respirar aire contaminado".
La enorme contaminación, y la incidencia que acarrea de enfermedades del sistema respiratorio, es uno de los grandes problemas en las principales ciudades chinas, donde en días de fuerte polución incluso la visibilidad puede quedar afectada.
El reto de disfrutar de un aire limpio permanece latente entre la población china, que ve con escepticismo cómo las mediciones gubernamentales de contaminación difieren de lo que respiran en las calles.
Las estadísticas oficiales admiten que el área costera del este chino, que concentra al 27% de la población y el 43% del Producto Interior Bruto Nacional, sufre una media de cien días de contaminación anuales.
El año pasado, un informe del ministerio chino reveló que casi el 40% de las 113 mayores ciudades del país sufren niveles de contaminación alarmantes.
La aprensión se multiplicó cuando instituciones extranjeras independientes revelaron que las lecturas de los niveles de contaminación por parte del Gobierno chino no incluían las partículas de un diámetro inferior a las 2,5 micras. Esas partículas, al ser respiradas, pueden alojarse en las profundidades de los pulmones o incluso entrar en el flujo sanguíneo y causar graves problemas de salud o incluso la muerte.