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Niveles de radiación en peces de Fukushima no han disminuido tras el terremoto de 2011

Científicos creen que las continuas filtraciones del agua usada para enfriar los reactores están afectando los suelos marinos, lo que mantendría la situación por varias décadas más.

04 de Noviembre de 2012 | 06:42 | AP
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AP Photo

TOKIO.- Los niveles de cesio radioactivo detectados en varias especies de pescados atrapados en la costa de Fukushima no han disminuido a más de un año del desastre nuclear en Japón, siendo una clara señal de que las filtraciones de los reactores dañados siguen afectando las aguas, amenazando por décadas la pesca local, según revela un investigador.


Según revela un artículo de Ken Buesseler, químico marino del Woods Hole Oceanographic Institution de Massachusetts, aunque la mayoría de los pescados atrapados en la costa noreste se mantiene debajo de los niveles permitidos para el consumo de cesio-134 y 137, datos del gobierno japonés revelan que cerca del 40% de los bacalaos, platijas y lenguados están sobre el límite.


Tras analizar los datos del Ministerio de agricultura, pesca y silvicultura de Japón, Buesseler descubrió que los niveles de contaminación en casi todas las especies de pescado no están disminuyendo a más de un año del desastre del 11 de marzo de 2011, cuando el terremoto generó una falla masiva en el sistema de enfriamiento de la planta Fukushima Dai-Chi, provocando el derretimiento de los núcleos de tres reactores, liberando radiación a los campos y aguas cercanas.


"Las cifras de radioactividad no están bajando. Los océanos generalmente hacen que la concentración disminuya si la fuente está apagada. Tiene que haber un lugar donde están captando cesio. Una opción es que el fondo marino sea la fuente de la contaminación. La otra es que sean los mismos reactores", afirmó el químico marino a AP.


La seguridad de los pescados y otros alimentos de la zona sigue siendo una preocupación dentro de la población japonesa, que tiene la tasa más alta de consumo de mariscos por persona. La mayoría de los pescados y mariscos de la zona de Fukusima están prohibidos para consumo interno o exportación. En junio, las autoridades levantaron la prohibición para el pulpo y los caracoles marinos luego de que los últimos exámenes mostraran niveles muy bajos de radiación.


Pero los pescados más contaminados encontrados en la costa de Fukushima fueron atrapados en agosto, 17 meses después del desastre nuclear. Ambos ejemplares tenían niveles de cesio de más de 25 mil becquerelios por kilo, lo que corresponde a 250 veces el máximo permitido por el gobierno.


Chikara Takase, oficial del gobierno en temas de pesca, reconoció que la cifra es "extremadamente alta" pero añadió que los números fueron detectados en especies limitadas de peces en áreas restringidas, muy cercanas a la plata. Reconoció que todavía no se llega a una situación donde se pueda levantar la prohibición.


Para mejorar la confianza pública en la seguridad de la comida, el gobierno aumentó las restricciones sobre el cesio-134 y 137 en abril, pasando de permitir 500 becquerelios por kilo a sólo 100. Pero la medida generó confusión en el público, que notó un aumento en la cantidad de productos prohibidos.


Un problema que durará décadas


La operadora de la planta, Tepco, reveló que una cantidad de agua radioactiva, usada para enfriar los reactores, se filtró al océano en reiteradas ocasiones, siendo la última en abril. "Dado el ciclo de vida del cesio-137 de 30 años, esto significa que incluso si las fuentes de contaminación se eliminan, los sedimentos se mantendrían contaminados por décadas", afirmó Buesseler en su artículo en Science. Los expertos sospechan que el agua radioactiva de la planta se está filtrando en las aguas subterráneas, llegando así al océano.


Hideo Yamazaki, biólogo marino de la Universidad Kinki, está de acuerdo con la teoría de Buesseler de que el cesio se sigue filtrando y que seguirá contaminando por más de una década. Afirman que cree que las filtraciones ocurrirán hasta que se repare el daño en la planta. El problema es que no se sabe si estos trabajos se harán ya que los niveles de radiación al interior se mantienen muy altos para personas o robots.


Bueseler, quien lideró un viaje al noreste de Japón en 2011 para estudiar el esparcimiento de radioisótopos de la planta de Fukushima, afirma que los patrones de predicción requieren más que observación de las especies, indicando que también se necesita estudiar las aguas oceánicas y sedimentos para estimar el tiempo de recuperación.

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