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EFELONDRES.- La intervención humana en los ecosistemas, sea para prevenir incendios, por sobrepesca o por la contaminación ambiental, los hace más vulnerables a los cambios abruptos, según un estudio publicado hoy en la revista británica "Nature".
De acuerdo con esta investigación, encabezada por Andrew MacDougall, de la universidad de Guelph (Canadá), la intervención humana en praderas tiende a homogeneizar los ecosistemas y reducir su biodiversidad, lo que deja a estos terrenos más expuestos y menos capaces de recuperarse en caso de perturbaciones como incendios.
Aunque esto se suponía a nivel teórico, MacDougall y su equipo lo han demostrado a través de un ejemplo concreto, el de una pradera en el oeste de Norteamérica.
Esta zona, sometida durante años a la acción humana, como talas de árboles para prevenir incendios, tenía un ecosistema debilitado que "se hundió" y no pudo responder adecuadamente cuando se indujo un fuego de forma experimental.
Solo las zonas donde había más biodiversidad y aún quedaban especies autóctonas pudieron resistir mejor y sobrevivir a esa perturbación del entorno, lo que indicaría que es la variedad de flora y fauna, frente a la homogeneización causada por el hombre, la que permite a los ecosistemas regenerarse tras grandes cambios.
La biodiversidad, apuntan los expertos, estabiliza los ecosistemas debido a que cada especie progresa en condiciones diferentes, lo que ofrece protección frente al impacto de los cambios ambientales.
El hombre actúa sobre el medio ambiente de muchas maneras, señalan los científicos, a veces de forma consciente, como con la sobrepesca o la prevención de incendios, o inadvertida, como con la polución por nitrógeno.
Esto tiene un efecto homogeneizador que, aunque pueda ser útil, por ejemplo, para desarrollar cultivos, perjudica a los ecosistemas, que "pueden derrumbarse" ante cambios abruptos aunque de entrada "parezcan estables", indican los autores del estudio.