La imagen del meteorito caído en Rusia.
APBOSTON.- La NASA, las universidades y grupos privados de Estados Unidos están movilizados para desarrollar sistemas de alerta capaces de localizar con el mayor avance posible pequeños asteroides potencialmente devastadores como el que cayó este viernes en Rusia.
La agencia espacial estadounidense subraya, sin embargo, que un fenómeno de este tipo sigue siendo raro: "Un incidente de esta amplitud sólo se produce de media una vez cada 100 años", revela Paul Chodas, uno de los responsables del programa de la NASA para la detección de objetos celestes próximos a la Tierra, "Near-Earth Object Program Office" (NEOO, por sus siglas en inglés).
La NASA estima que antes de su entrada en la atmósfera por encima de Rusia, este asteroide medía 17 metros de diámetro y tenía una masa de diez toneladas.
El impacto de los fragmentos del meteorito caído este viernes causó un millar de heridos en Rusia y produjo una explosión similar a la de 500.000 toneladas de TNT.
"El programa de la NASA se concentra desde estos últimos años en la detección de pequeños asteroides y se alcanzaron varios progresos", reveló recientemente Lindsey Johnson, director del programa del NEOO.
Según este experto, "hace diez años no hubiéramos podido detectar el 2012 DA14", el asteroide de 45 metros de diámetro que se contentó con "rozar" la Tierra este viernes y que hubiera sido capaz de destruir una gran ciudad de haber impactado sobre el planeta.
Johnson recordó que estos objetos son numerosos en el vecindario de nuestro planeta -alrededor de 500.000- mientras que resultan difíciles de seguir debido a su pequeño tamaño.
De acuerdo con un objetivo fijado por el Congreso estadounidense en 1998, la NASA ha descubierto y clasificado alrededor del 95% de los asteroides de más de 1 kilómetro de diámetro que se encuentran en las proximidades de la órbita de la Tierra alrededor del Sol, capaces de destrucciones apocalípticas.
LOS PEQUEÑOS OBJETOS
Actualmente el NEOO detecta y sigue asteroides y cometas que pasan cerca de la Tierra con la ayuda de telescopios en el suelo, así como orbitales. Entonces, los científicos calculan su masa y su órbita para determinar si representan un peligro.
A través de este sistema, el radiotelescopio Arecibo en Puerto Rico, con una antena de 305 metros de diámetro, puede observar con una gran sensibilidad un tercio de la bóveda estrellada y detectar asteroides lo suficientemente grandes.
Todas las observaciones de asteroides realizadas en el mundo por telescopios, incluso los amateurs, deben ser transmitidas al "Minor Planet Center", financiado por la NASA y dirigido por el "Smithsonian Astrophysical Observatory" y por cuenta de la Unión Astronómica Internacional.
Sin embargo, la NASA se esfuerza también en un contexto de ajustes presupuestarios en desarrollar otros sistemas capaces de seguir específicamente pequeños objetos.
En este sentido, la agencia estadounidense financia con cinco millones de dólares un proyecto en la Universidad de Hawai bautizado Atlas (Asteroid Terrestrial-Impact Alert System).
Según los investigadores, Atlas, que escrutará el total del cielo visible todas las noches, podrá detectar objetos de 45 metros de diámetro una semana antes de su impacto en la Tierra. Para los asteroides de 150 metros de diámetro, este sistema, que podría funcionar a finales de 2015, ofrecería una alerta con tres semanas de antelación.
"Nuestro objetivo es encontrar esos objetos y proporcionar una alerta suficientemente temprana para tomar medidas de urgencia de protección de la población", explica John Tonry, principal responsable científico del proyecto.
No obstante, los esfuerzos de la NASA son juzgados insuficientes por algunos antiguos astronautas de la agencia y científicos que lanzaron un proyecto en 2012 con el objetivo de financiar, construir y lanzar el primer telescopio espacial privado para seguir los asteroides y "proteger a la humanidad".
La fundación B612 trata de reunir 450 millones de dólares para construir y desplegar un telescopio espacial que será puesto en órbita alrededor del sol, a 273 millones de kilómetros de la Tierra, para descubrir la mayoría de estos objetos todavía visibles.