WASHINGTON.- A los renacuajos estresados por la presencia de predadores les crecen colas más largas, permitiendo que escapen de ataques, según un estudio publicado por Proceedings of the National Academy of Sciences.
Cuando los animales o las personas se ven en situaciones amenazantes, tales como el combate o el ataque de un predador, el cuerpo libera hormonas de estrés que preparan al organismo para defenderse o para escapar rápidamente del peligro. Según el artículo, los investigadores de la Universidad de Michigan han demostrado, por primera vez, que las hormonas del estrés también son responsables por alteraciones en la forma del cuerpo de los animales en desarrollo.
La primera autora del artículo es Jessica Middlemis Maher, una ex estudiante de doctorado de la UM que ahora trabaja en la Universidad estatal de Michigan y quien condujo el trabajo para su disertación.
Los científicos han sabido por mucho tiempo que los cambios ambientales pueden incitar a que los animales y las plantas alteren su morfología y fisiología como, asimismo, los tiempos de las etapas en su desarrollo. Por ejemplo, señaló el artículo, los renacuajos pueden acelerar su metamorfosis en ranas como respuesta a la sequía en un estanque, una alta densidad de predadores o la falta de comida.
El término "plasticidad fenotípica" se usa para describir las modificaciones de los animales y las plantas en respuesta a un cambio en el ambiente.
El estudio involucró renacuajos de la rana de la madera (Lithobates sylvaticus) y la hormona del estrés corticosterona, que es similar a la hormona del estrés humana cortisol. Los renacuajos fueron recolectados en la Reserva E.S. George, de la UM, en Pinckney, Michigan.
Algunos de los renacuajos fueron criados en tanques en la reserva. Los científicos colocaron larvas de libélulas (Anoseptera), predadores conocidos de los renacuajos, en pequeñas jaulas adentro de los tanques y los alimentaron con renacuajos vivos.
Los renacuajos atacados liberaron señales químicas, llamadas feromonas y que se difunden por el agua, para alertar a otros renacuajos sobre la presencia de los predadores. Los investigadores encontraron que los renacuajos expuestos repetidamente a la feromona de alarma a lo largo de varios días mostraban niveles elevados de corticosterona en todo el cuerpo.
En el laboratorio otros renacuajos fueron expuestos a la feromona de alarma, a la corticosterona, o a un químico que bloquea la síntesis de la hormona del estrés.
En el curso de varios días los renacuajos tratados con la reromina del estrés o la hormona del estrés desarrollaron colas más anchas y troncos más cortos que los animales de control, en tanto que los renacuajos tratados con la feromona y el inhibidor de la hormona tenían colas más finas y troncos más largos que los expuestos solo a la feromona.
En otro experimento se colocaron las colas de renacuajo en una probeta que contenía corticosterona. En el curso de varios días las colas crecieron más largas, lo cual indica que la hormona actuó directamente para hacer que la cola creciera.
En otro conjunto de experimentos se colocaron los renacuajos con colas normales y los renacuajos con colas más largas producidas por la exposición a la corticosterona o la feromona de alarma en tanque que contenían larvas de libélula no enjauladas, a las cuales se les permitió que atacaran a los renacuajos. Los renacuajos con colas más grandes tuvieron una tasa más alta de supervivencia que sus vecinos de cola más corta.
"Ésta es la primera demostración clara de que una hormona de estrés producida por el animal puede, de hecho, causar cambios morfológicos, un cambio en la forma del cuerpo que mejora su supervivencia en la presencia de predadores letales. Es una respuesta de supervivencia", indicó Robert Denver, profesor de biología molecular, celular y de desarrollo, y de ecología y biología evolucionaria en la UM.