SANTIAGO.- Muchas veces las misiones de la NASA a otros planetas con robots y tecnología de punta parecen demasiado lejanas para un país como Chile. Sin embargo, gran parte de esas investigaciones que buscan cambiar el rumbo de la ciencia nacen precisamente muy cerca de casa. Hablamos con la astrobióloga de esta organización e investigadora del Instituto SETI, Nathalie Cabrol -durante su visita a Chile para realizar una conferencia con la Universidad Mayor- quien nos contó cómo ha sido su experiencia probando herramientas en lugares cercanos como el desierto de Atacama que posteriormente pueden utilizar equipos como Opportunity o Curiosity en Marte.
La carrera de esta científica ha estado ligada desde hace muchos años a nuestro país, pero los proyectos que realizó acá y cómo llegó a ellos fue casi casual. Si bien trabajaba en estudios remotos con Chile, la primera vez que vio el desierto fue a través de un robot, no se interesó por nuestro país hasta que su padre le comentó de éste en una reunión familiar.
La científica cuenta que "él sabía que me gustaban este tipo de paisajes, así que grabó casualmente un video del desierto de Atacama. Y cuando vi este escenario similar a una Tierra primitiva y a un Marte antiguo, pensé inmediatamente, voy a regresar a Estados Unidos y voy a escribir un proyecto basado en esta zona. Lo que allí se hizo fue historia, creamos la nueva generación de rovers y las bases para las investigaciones de la exploración a Marte".
Por estos proyectos, Cabrol se refiere al estudio High Lakes en lagos volcánicos a más de 6.000 de altura y a los rovers Nomad y Zoe que han sido la base de aquellas máquinas que sí han llegado a Marte. ¿Pero por qué hacer estos estudios en Chile? "La analogía entre Atacama y Marte es su nivel de superficies áridas, el hecho de que este lugar sea un desierto por tanto tiempo, que cuente con baja erosión, que no exista mucha vegetación además por supuesto los niveles de radiación UV en la zona. La química entre estos dos suelos es similar, tiene diferentes moléculas que también se podrían ver en el planeta rojo", responde la astrobióloga.
"Acá podemos ver el pasado de Marte, el planeta hace 3 mil o 4 mil millones de años. Incluso factores como la humedad nos sirven de línea de tiempo. Vamos de un lugar húmedo a uno árido y así establecemos la época que sería en este otro planeta. También en cuanto a la altura: entre más alto vamos en la Tierra, más antiguo es el tiempo en Marte", señala la científica.
Sin embargo, la duda fundamental no es solamente conocer estos terrenos para estos científicos. "La pregunta es: ¿Qué tipo de vida podría haber existido en estos ambientes terrestres y cómo podríamos encontrarla en otras partes? Para eso utilizamos a robots y también profesionales que analizan el ambiente, suelo, superficies, agua, nutrientes y energía en el lugar. Estos tres últimos compuestos son las bases de la vida como la conocemos y es lo que buscamos fuera de la Tierra", explica.
Según Cabrol, el suelo chileno es perfecto para estos estudios. "Para la astrobiología esta es una tierra dorada e incluso no sólo pienso en este tipo de investigaciones para encontrar vida en otros planetas, sino que también estudios de la evolución en la tierra según el ambiente primitivo. También hay espacios para estudiar astronomía y astrofísica. Cuando ves esto, Chile realmente es un lugar soñado", señala.
De ahora en adelante para la investigadora quedan dos proyectos grandes en nuestro país. "Estamos trabajando una investigación que comenzó hace unos años con el rover Zoe en Atacama y otra en Laguna Negra (Cajón del Maipo) para la exploración en el satélite Titán (en Saturno). Ahora, específicamente en el caso del primer robot, vamos a investigar algo que será sumamente útil para las próximas exploraciones. Vamos a construir mejores taladros para buscar vida en superficies cada vez más profundas. Algo que no hacen las máquinas actualmente en Marte", anuncia la experta.
El objetivo siempre es el mismo, encontrar rastros de vida fuera de la Tierra y eventualmente generar colonias humanas en otros planetas. Esta es la base del trabajo para Cabrol, quien aclara que "si no tuviera la certeza de que vamos a encontrar vida en otros planetas no estaría haciendo lo que hago. No sabemos qué hay allá afuera, pero sea desde un punto de vista personal o científico, puedo decirte con certeza, la vida puede estar presente en un sinnúmero de partes".