SANTIAGO.- El concepto "cyberbullying" o "ciber-acoso" es quizás todavía demasiado nuevo para nuestro país, por lo menos en casos fatales. Sin embargo en otras partes del mundo, este tipo de prácticas han llevado incluso a varios casos de suicidios por parte de adolescentes.
Hace solamente unas semanas, una de estas historias volvió a paralizar internet por su crudeza. Se trataba de una niña de solamente 17 años que había decidido quitarse la vida por culpa del excesivo acoso de sus compañeros por medio de las redes sociales.
Hablamos específicamente del caso de la canadiense Rehtaeh Parsons quien a principios de este mes llenó algunos de los titulares de internet tras su muerte. ¿Por qué? La joven había sido acosada por años por parte de sus compañeros a través de internet. Y no porque fuera excesivamente inteligente, se vistiera mal o tuviera un comportamiento extraño, que suelen ser las razones entre adolescentes para molestar a otros, sino porque circulaban en línea una serie de fotografías de ella sumamente delicadas. Eran imágenes que la mostraban en una situación sexual con otros jóvenes pero sin consentimiento, además de las pruebas de un caso de violación contra ella cuando tenía 15.
La viralización de estas fotografías a través de internet, y el acoso de los compañeros de la joven con constantes insultos, habrían desatado una depresión en Parsons que finalmente la habría llevado a tomar esta drástica decisión.
"Este fenómeno del acoso no es nuevo, solamente opera en un nuevo soporte. Si antes las niñas se tiraban papeles con frases hirientes en clases, ahora lo suben a las redes sociales. Obviamente eso representa un cambio. Este tipo de nuevas amenazas generan una situación particular de miedo para las víctimas y les provoca un sentimiento de desprotección mayor. Las amenazas ocupan más espacios de su vida y a la vez son más públicas", señala María Isabel Toledo, antropóloga especialista en intimidación escolar (Bullying) de la Facultad de Psicología UDP.
Otro de estos casos emblemáticos corresponde también a este tipo de acoso, pero incluso después de la muerte de la joven. Es la historia de Amanda Cummings quien decidió quitarse la vida con solamente 15 años en 2012. El motivo habría sido el constante acoso contra la joven durante varios años por parte de sus compañeros de colegio, según revelaron sus más cercanos luego de su muerte. Sin embargo, las bromas y las críticas contra ella no pararon allí. La joven siguió recibiendo mensajes de odio en su página de Facebook durante los siguientes meses, llevando a su madre a demandar al sitio y obligar a que bajaran estos comentarios.
El conocido video de Amanda Todd
No obstante, ninguno de estos casos causó el nivel de impacto que el de Amanda Todd, una niña que sufrió la burla de sus pares por una fotografía que la mostraba semi desnuda. Esta imagen, que había sido captada por una cámara web y por mayores de edad sin su consentimiento. La persona que había tomado esta imagen la había amenazado con divulgarla por internet si la niña no tenía relaciones sexuales con él. Todd se negó y la fotografía llegó inmediatamente a Facebook.
No importó cuántas veces esta joven se cambiara de ciudad o si conocía nuevas personas, finalmente en todos sus colegios los adolescentes llegaban nuevamente a las imágenes provocando el mismo resultado de acoso. Un acoso que lamentablemente, tuvo el mismo final que la joven canadiense de 17 años y que Amanda Cumming.
Antes de su muerte la joven subió un video a YouTube explicando su situación a través de carteles y pidiendo ayuda a otras personas. Estas imágenes provocaron posteriormente que su caso se hiciera sumamente conocido, creando también un nuevo método de denuncia de este tipo de prácticas.
Algunas alternativas
Este caso en particular inspiró a Juan Goñi, creador de la Fundación Punto, una organización chilena enfocada a este tipo de casos. "Nosotros buscamos por sobre todo evitar situaciones como la de Amy Todd en Chile. Para los niños internet es lo mismo como para nosotros, no hay un internet para niños. Tenemos que enseñarles a protegerse, entregarles las herramientas", explica.
Para ello este grupo busca no directamente evitar o penar este tipo de actos, sino que educar a los padres de jóvenes para que los puedan instruir en un correcto uso de internet. Esto tiene especial importancia teniendo en cuenta que la red más usada por jóvenes en Chile es Facebook y que muchos de ellos, cerca de un 76% según un estudio de VTR 2012, entra todos los días a estos sitios a compartir contenido.
"El peligro más grande es el desconocimiento. Si podemos informar a los padres para que no vuelvan a ocurrir estos casos lo haremos. Estos niños piensan solamente en el mañana, y nosotros queremos evitar que cometan una tontera que pueda sonarles lógica solo en este minuto. Hay mucha gente dispuesta a ayudar", señala Goñi.
Por medio de videos, la fundación busca entregar casos didácticos a jóvenes para que por ejemplo eviten subir fotos que no deseen que se propaguen por internet o no hablar con personas que eventualmente podrían convertirse en acosadores.
Algo de especial importancia si tenemos en cuenta que actualmente los jóvenes tienen un promedio de 559 amigos en Facebook con los cuales comparten, por lo menos en un 61%, los contenidos que suben a la red, muchas veces fotos de amigos o su ubicación exacta cada momento sin control alguno.
Además la antropóloga agrega que deberían existir controles por parte del Estado. "Las leyes tienen que adaptarse a estos problemas, como sucede en otros países y además hay que desnaturalizar ciertas formas cotidianas, como nuestro humor, poner atención con los sobrenombres que usan los mismos adultos. En tanto las familias deben enseñarles a los niños a participar en estos espacios donde la intimidad ha cambiado, se ha restringido. No es que tenga que volver atrás para ser más protegido, sino que tiene que haber una adaptación a eso, aprender a compartir de otra forma", agrega Toledo.