ATACAMA.- Nuestro país ha sido nuevamente el escenario de una de las fotografías más impactantes del Universo. En esta oportunidad se trata del experimento APEX (Atacama Pathfinder Experiment), operado en Chile por ESO, que logró captar una imagen de las nubes cósmicas en la constelación de Orión que muestran un aparente lazo sobre el cielo de este espacio.
Este fenómeno proviene de granos de frío polvo interestelar (de color anaranjado en la foto), compuestos en longitudes de onda demasiado largas para ser vistas por el ojo humano. Este compuesto es parte primordial de las estrellas, pero bloquean la visión de lo que se encuentra dentro y detrás de ellas dificultando la observación del proceso de formación estelar.
Es por ello que los expertos debieron utilizar los instrumentos del telescopio APEX para ser capaces de ver en otras longitudes de onda de luz, y así permitir que estos mismos granos de polvo en vez de bloquear la luz pudieran brillar en las imágenes (algo que se puede percibir en el par de fotos a un costado de la nota).
Gracias a estas nuevas imágenes, junto con otras obtenidas por el Telescopio Espacial Herschel, de la ESA, para buscar protoestrellas en la región de Orión, los astrónomos han sido capaces de identificar 15 objetos que aparecían mucho más brillantes en longitudes de onda largas que en longitudes de onda más cortas. Estos nuevos objetos corresponderían a los objetos protoestelares más jóvenes encontrados hasta ahora, lo que acerca a los astrónomos al momento en el que la estrella empieza a formarse.
Específicamente en esta imagen se puede ver solo una parte de un complejo mayor llamado la Nube Molecular de Orión, en la constelación de Orión (El Cazador). Esta región, una rica mezcla de brillante nebulosa, estrellas jóvenes calientes y nubes de polvo frío, tiene un tamaño de cientos de años luz y se encuentra a unos 1.350 años luz de nuestro planeta. Además es el lugar de formación estelar masiva más cercano a la Tierra.
La imagen, en tanto, fue captada por el telescopio APEX, que está situado en nuestro país a una altitud de 5.000 metros sobre el nivel del mar, en el Llano de Chajnantor, en los Andes y es conocida por ser una herramienta ideal para este tipo de observaciones.