ESTOCOLMO.- Un nuevo estudio ha revelado que una de las acciones humanas más comunes de la sociedad sería absolutamente "contagiosa". Así lo dicen un grupo de expertos de Suecia, quienes han planteado que los aplausos caerían en esta categoría y no dependerían realmente del desempeño de una obra de teatro o un discurso, por ejemplo, sino que de cómo se comportan los otros miembros de la multitud que está aplaudiendo.
De acuerdo a este nuevo estudio, publicado en el Journal of the Royal Society Interface, sólo basta que un pequeño grupo de personas comience a aplaudir para que esta acción entusiasme al resto a hacer lo mismo. Asimismo, cuando uno o dos individuos dejan de realizar esta acción, la ovación puede apagarse.
La razón detrás de este comportamiento sería la presión social que ejerce la multitud al comenzar a aplaudir. Esto no sólo sucede cuando un sujeto comienza a realizar esta acción sino que también regula cuando los otros sienten que deben detenerse.
Es estudio se basó en el análisis de una serie de videos donde participaron 107 estudiantes que eran parte de una presentación pública. Estos individuos fueron repartidos en seis grupos de 20 personas aproximadamente, que debían aplaudir cortésmente el discurso voluntario que se había mostrado ante ellos. Los científicos analizaron matemáticamente los aplausos generando un modelo tomando en cuenta la duración y el tiempo de estas acciones. En ambos casos, los resultados dieron como respuesta un comportamiento social condicionado.
A partir de estas imágenes, los expertos notaron que con que solamente dos personas comenzaran a aplaudir, esta acción podía repartirse por un público completo. En tanto, la duración de estas ovaciones también variaba según el comportamiento de la gente. Si una persona dejaba de hacerlo, se podía repartir esta acción por el resto.
Ahora los científicos buscan ampliar esta investigación hacia las redes sociales, para ver qué efecto tiene los comentarios de otros usuarios sobre qué opinamos de un tema determinado. Específicamente, los expertos buscan dilucidar de ahora en adelante si la presión es mayor a cambiar una opinión cuando muchas personas del mundo las siguen o si sólo lo hacen los amigos cercanos de un sujeto.