SANTIAGO.- Connor Levy, el bebé estadounidense genéticamente "perfecto", nació después de varios intentos fallidos de sus padres para poder concebir un hijo. Los médicos alertaron a los progenitores que las dificultades estaban en los embriones y la solución era analizarlos. Pese a que los estudios embrionarios se realizan desde hace 20 años, en esta ocasión se utilizó una nueva línea de investigación llamada “secuenciación de nueva generación” (NGS), la cual otorgó la posibilidad de escoger aquel embrión con cromosomas correctos para luego ser implantado a la madre.
En nuestro país los análisis embrionarios también son realizados, sin embargo, de manera selectiva y suministrando menor información que la que otorgaría el NGS. Carlos Troncoso, Director de la Clínica de medicina reproductiva Ivi, aclara que en Chile estos estudios se realizan solo "en casos seleccionados", principalmente para identificar enfermedades monogénicas. En esos casos lo que se busca es "poder identificar una enfermedad precisa, presente en un gen, en parte de un cromosoma, y la cual, la mayoría de las veces, es transmisible de generación en generación, muchas veces creando embarazos no viables", explica el médico.
En el caso de Connor Levy, los científicos analizaron los cromosomas de 13 embriones para escoger el más apto para la implantación. Sin embargo, el costo menor del NGS podría significar que a futuro los médicos puedan leer todo el ADN de los embriones fecundados in vitro al momento de escoger el que será implantado. Con esto se podría saber de antemano qué riesgos tendrá el bebé de desarrollar enfermedades tales como cáncer, Alzheimer o problemas cardíacos.
A este respecto el doctor Carlos Troncoso es cauto al señalar que el tener mucha información también supone un conflicto. "Para qué queremos saber, por ejemplo, que un niño, un embrión, tiene riesgo de, en la edad adulta, tener un Alzheimer. Ahí abre efectivamente la puerta a un debate ético que todavía falta realizar".
Además aclara que en los estudios que ellos actualmente realizan aquellos embriones que quedan fuera de la selección son "incompatibles con la vida, por lo cual desde el punto de vista científico y ético no hay ningún cuestionamiento respecto al no ser utilizados".
Respecto a la viabilidad de aplicar el NGS en Chile, el Director de la Clínica Ivi aclara que este método es todavía "una línea de investigación", por ende debe ser replicado exitosamente en más partes antes de ser una fórmula aceptada e incorporada.
Actualmente todo lo que requiere un paciente para un tratamiento de fertilización está disponible en nuestro país, en el caso de Clínica Ivi la biopsia del embrión es lo único que hacen en el extranjero, por un tema de "complejidad" de laboratorio.
Aunque el NGS ha sido mencionado como un método más económico, sin darse cifras, Carlos Troncoso explica que los estudios genéticos embrionarios involucran siempre una fecundación in vitro, "que puede llegar a los 4 millones de pesos, considerando tanto el control médico, laboratorio, más medicamentos y a eso hay que sumarle el estudio genético embrionario que cuesta alrededor de 2 millones y medio de pesos".