SANTIAGO.- Un día como hoy pero hace justamente 50 años, el gobierno de Chile y el Observatorio Europeo Austral (ESO) firmaron un convenio que llevaría a nuestro país a ser el principal escenario de las investigaciones astronómicas mundiales, y que permitía a esta organización ubicar sus telescopios bajo los excepcionalmente claros cielos chilenos.
El primero fue el Observatorio La Silla, construido en 1966 con un metro de diámetro en este momento y que fue inaugurado recién 3 años más tarde por el presidente Eduardo Frei Montalva en 1969.
Con el tiempo, a este telescopio se sumó el New Technology Telescope (NTT), entre otros observatorios cuyos avances tecnológicos fueron la base para lo que sería el siguiente complejo de ESO en Chile, el Observatorio Paranal.
Esta importante estructura fue inaugurada en 1999, y actualmente es hogar del VLT, el observatorio óptico/infrarrojo más avanzado del mundo desde donde se han alcanzado algunos de los logros astronómicos más importantes de nuestro tiempo, como la obtención de la primera imagen de un exoplaneta, fotografías de la estrella más antigua y el descubrimiento de agujeros negros dentro de la Vía Láctea.
Sin embargo, uno de los avances más importantes no llegó sino hasta este año con la inauguración de ALMA, el proyecto astronómico de mayor envergadura del mundo. Este observatorio consta de 66 antenas milimétricas/submilimétricas y fue presentado oficialmente el 13 de marzo de 2013 por el Presidente Sebastián Piñera.
"ESO se ha transformado en un agente proactivo para formar nuevas generaciones de científicos en Chile y en Europa. Esto nos ha permitido estrechar lazos y crear nexos entre nuestras comunidades. Un ejemplo de esto, son los diferentes comités de colaboración que existen en la actualidad. No sólo a nivel científico, sino que también educacional y cultural", dice Fernando Comerón, Representante de ESO en Chile.
Como anfitrión de todas estas tecnologías, nuestro país cuenta con un acceso preferencial al tiempo de observación en los telescopios, permitiendo a los astrónomos chilenos acceder a algunas de las instalaciones de observación más avanzadas del mundo.
Una historia que no quedará en estos 50 años sino que prosperará también en las próximas décadas. Se espera que en el futuro, además, la construcción de nuevos observatorios como por ejemplo el correspondiente al Cerro Armazones, donde se instalará el próximo proyecto de ESO, el E-ELT, "el ojo más grande del mundo para mirar el cielo".