BRASILIA.- Brasil pretende entrar al exclusivo club de países capaces de desarrollar un supercomputador de alto desempeño mediante un acuerdo de cooperación con Francia, según anunció la presidenta Dilma Rousseff.
Brasil y Francia firmaron un acuerdo de cooperación que prevé la adquisición del supercomputador con un programa de transferencia de tecnología para que una empresa brasileña en alianza con una compañía francesa pueda desarrollar la próxima generación de estos equipos.
"Sólo 10 países tienen la capacidad de construir este equipo, Brasil entra en ese selecto grupo y va a desarrollar actividades de investigación en áreas estratégicas", expresó Rousseff en una declaración formulada tras su encuentro con el presidente francés Francois Hollande, quien llegó el jueves a Brasil para una visita de dos días.
Por su parte, el ministro de Ciencia y Tecnología, Luiz Antonio Elias, explicó a Associated Press que se trata de una estructura computacional de alto desempeño que permite desarrollar aplicaciones para áreas estratégicas como petróleo y gas, educación, previsiones climáticas, evaluación de la geografía del país. "Este equipo va a ampliar la capacidad de investigación científica y tendrá un impacto no solo para la ciencia, sino también para empresas, la industria y el mercado, porque estará ligado a muchas áreas en el país", dijo Elias.
El equipo debe estar instalado y en operación para fines de 2016 en el Laboratorio Nacional de Computación Científica en la localidad de Petrópolis, en la sierra del estado de Rio de Janeiro. Según Rousseff, el acuerdo con Francia contempla la adquisición del supercomputador de la empresa francesa de alta tecnología Bull y la instalación de dos centros de investigación para aprovechar los recursos del nuevo equipo.
Elias dijo que el supercomputador tendrá un valor 30 millones de euros, unos 41 millones de dólares, aunque aclaró que eso es solo por la máquina, porque el acuerdo contempla otros aspectos de cooperación que están siendo discutidos por los dos países. Bajo el acuerdo, la empresa Bull debe hacer una transferencia de tecnología a Brasil, cuyas instituciones científicas estarán en condiciones de desarrollar el equipo y generar aplicaciones y software en conjunto con Bull, que podrán ser distribuidos a otros países latinoamericanos.
"La empresa Bull, al hacer el movimiento de venir a Brasil, pretende ser una gran desarrolladora de sistemas y aplicaciones de alto desempeño dirigidos a la supercomputación, por eso mira al mercado latinoamericano", comentó Elias.
Aunque las conversaciones entre los dos líderes tuvieron un fuerte contenido tecnológico y de defensa, no hubo referencias al proyecto brasileño de adquirir 36 aviones de combate, en el que la empresa francesa Dassault es una de las tres que compiten por vender las aeronaves. Las otras empresas son la estadounidense Boeing y la sueca Saab.
En la cita, Hollande manifestó el respaldo francés a la iniciativa de Brasil y Alemania de crear un sistema de administración mundial de internet en la ONU para garantizar la protección de la privacidad de los usuarios frente a las denuncias de espionaje estadounidense. "Francia apoyó la iniciativa de la presidenta Rousseff sobre administración digital. Apoyamos esta iniciativa porque es necesaria tanto para la soberanía de nuestras naciones como para las libertades individuales", manifestó Hollande.
También anunció su participación en una cita convocada por Brasil para abril de 2014 en Sao Paulo para discutir las reglas para una administración futura de internet.
Pese a evitar discutir el tema de los aviones de combate, Rousseff destacó la cooperación con Francia para la adquisición y construcción de cinco submarinos de uso militar, uno de ellos con un motor de propulsión nuclear, así como la compra de 50 helicópteros para las fuerzas armadas. Uno de los acuerdos firmados durante la visita de Hollande contempla la creación de una empresa binacional de fabricación de equipo de defensa con la participación de la brasileña Odebrecht y la francesa DCNS.
Los dos países también firmaron un acuerdo para la construcción y lanzamiento de un satélite geoestacionario de defensa y comunicaciones estratégicas.