''MakerBot'' imprimiendo una escultura.
ReutersSANTIAGO.- Desde la fabricación de prótesis de manos hasta compañías que apuestan a crear chocolates con la ayuda de estas máquinas. La impresión 3D se ha masificado y nuestro país no se ha quedado atrás, universidades y particulares entraron al mundo de la fabricación de tres dimensiones para experimentar en busca de nuevas funciones y materiales.
La impresión volumétrica, o en 3D, permite fabricar objetos en cuestión de horas, sin necesidad de moverse del escritorio. "Tenemos la tecnología para fabricar piezas plásticas totalmente funcionales directamente desde el computador. Puedo diseñar una pieza y en dos o tres horas tenerla en mi escritorio", señala el docente de Ingeniería en diseño de productos de la Universidad Técnica Federico Santa María, Pablo Prieto, quien ha trabajado con estos dispositivos desde el año 2000.
El desarrollo de esta tecnología es clave para el progreso de la manufactura ya que simplifica los procesos y con ello "se destruye el concepto de línea de producción, que fue tan importante en la segunda revolución industrial. Hoy puedes imprimir piezas de Lego que salen ensambladas de la impresora y las puedes desmontar de inmediato, ahorrándote el proceso de montaje de las piezas", explica Juan Zagal, académico de Ingeniería Mecánica de la U. de Chile.
De hecho el auge de estos artefactos en Chile ha permitido que, por ejemplo, la filial de la Universidad Católica, DICTUC, pudiera desarrollar el área "Print 3D" donde imprimen modelos anatómicos óseos para uso clínico, "siendo capaz de entregar modelos de los pacientes, a hospitales y clínicas, con el fin de que los médicos puedan planificar de manera óptima una cirugía", explica Jorge Ramos, director de Print 3D.
Investigación y emprendimiento
El prototipado rápido lleva más de 25 años en el mercado mundial y existen muchos productos de uso diario como celulares y prótesis médicas que se han diseñado e incluso fabricado empleando esta tecnología.
En la Universidad de Chile, por ejemplo, comenzaron participando en el proyecto de hardware abierto Fab@Home en el que armaron una impresora 3D a partir de los planos disponibles en el sitio, y hoy pueden fabricar objetos con inteligencia o que guarden energía.
"Podemos imprimir una batería, un transistor, fabricar sensores de tacto y utilizarlos como piel artificial para cubrir robots", cuenta Zagal y agrega que "también trabajamos en un proyecto de creación de una rueda de rugosidad variable, como la de los neumáticos, pero que pueda cambiar de manera que se adapte al terreno".
La idea de la impresión 3D también ha cauticado a emprendedores, como Víctor Silva y Julio Acuña, ingeniero en informática y diseñador industrial, respectivamente, quienes crearon 3D Inside, una tienda donde no solo venden impresoras, sino que agregaron a sus vitrinas productos como el "Mini me", una estatuilla de 15 centímetros cuyo molde es tomado a través de una sesión de escaneo.
"Afuera había un mercado que avanzaba a toda velocidad y en Chile no había nadie que vendiera productos y servicios", cuenta Víctor, en cuya tienda también se pueden encontrar insumos, accesorios y medallas personalizadas además de servicios de soporte y entrenamiento e integración en escuelas y empresas.
Este tipo de negocios fue previsto por el profesor Zagal, quien explicó que "a la gente se le ocurren negocios alrededor de la manufactura, que es fundamental para el crecimiento de los países", agregando que ahora se encuentran en una etapa de investigación sobre los principios que puedan llevar a la fabricación de órganos artificiales, como es el caso de Estados Unidos donde han fabricado manos ortopédicas y una prótesis con forma de oreja.