ANCHORAGE.- Las estrellas de mar del Museo de Anchorage muestran señales de un síndrome de debilitación registrado a lo largo de la costa oeste de Estados Unidos y el otoño del año pasado hubo que sacrificar a ocho.
Las criaturas mueren debido al llamado síndrome debilitante de las estrellas de mar, un mal que causa lesiones blancas en la piel de las estrellas de mar y una deformación inusual en sus extremidades, reportó el periódico Anchorage Daily News. La estrella muere después de perder sus brazos y cuando su tejido se ablanda.
Los científicos dicen que la enfermedad está matando a una enorme cantidad de colonias de estrellas de mar en toda la costa oeste y ha sido detectada tan al sur como San Diego.
Los científicos desconocen cuántas de las decenas de millones de estrellas de mar a lo largo de la costa están enfermas.
Pete Raimondi, profesor de Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de California en Santa Cruz, dijo al diario que el síndrome podría haber afectado a entre decenas de miles y pocos millones de estrellas. Un gran porcentaje de las estrellas en cautiverio muestra síntomas del mal, agregó.
En Alaska los investigadores descubrieron evidencia del síndrome debilitante por primera vez a mediados del año pasado en la isla Kayak del Golfo de Alaska. Hallaron cierto número de estrellas enfermas, lo que reemplaza una teoría inicial de que la enfermedad estaba ligada a aguas más cálidas, señaló Raimondi.
"Era el último lugar en la Tierra donde uno esperaría verlo", dijo Raimondi al Daily News.
Su grupo, llamado Pacific Rocky Intertidal Monitoring Group, realiza estudios de biodiversidad costera en conjunto con el Centro de Ciencias Sitka Sound.
En el Museo de Anchorage, el curador Greg Danner dijo que el síndrome al parecer desapareció desde noviembre. Antes de eso, el museo sacrificó ochoestrellas entre agosto y noviembre. Los síntomas iban desde lesiones blancas de la piel hasta una estrella que perdió dos brazos en un día.
El museo cambió las normas de sus acuarios, como el control de la temperatura en sus tanques al limitar el número de manos que se meten al agua, y eso podría haber sido la diferencia, dijo.
Raimondi subrayó que parece que las especies resultan afectadas de maneras distintas dependiendo de su ubicación geográfica. Especies en zonas de marisma pueden morir semanas después de presentar lesiones cutáneas o llagas por primera vez o tal vez ni siquiera mueren.