PARÍS.- El satélite Sentinel-1, primero de los "centinelas" del ambicioso programa europeo Copérnico para vigilar el medio ambiente y observar los cambios en la superficie terrestre, enfila la rampa de lanzamiento para despegar mañana desde el Centro Espacial Europeo de Kurú, en la Guayana francesa.
El complejo aparato de la Agencia Espacial Europea (ESA) será capaz de tomar imágenes de día y de noche, a través de las nubes y de la lluvia, y servirá para mejorar la respuesta a las emergencias como terremotos o inundaciones, examinar la evolución de las capas de hielo o medir la humedad de las superficies cultivadas y los bosques, entre otras aplicaciones.
El lanzamiento del artefacto, al que seguirá un satélite gemelo y otras cinco misiones en los próximos años, está programado para el jueves a las 18:02 (hora de Chile), a bordo de un cohete ruso Soyuz.
El mayor ingenio asociado al satélite, que tendrá una vida útil de siete años, es su radar SAR (Radar de Apertura Sintética, por sus siglas en inglés), un artilugio de 12 metros que estudiará la superficie terrestre a través del "eco" de microondas enviadas desde sus 700 kilómetros de altitud.
"En situaciones de crisis, se utilizará para aportar una respuesta rápida a desastres como inundaciones y terremotos" y "vigilará rutinariamente las rutas marítimas, cartografiará el hielo y aportará información sobre vientos y olas para el tráfico marítimo y sobre los cambios en la forma de utilizar la superficie", resumen los responsables de la ESA.
Ese tipo de aplicaciones se traducen, por ejemplo, en la capacidad del Sentinel-1 para trazar mapas de las zonas afectadas por terremotos o inundaciones, de forma que aportará a los servicios de emergencia datos precisos para mejorar las tareas de rescate.
El primero de estos vigías europeos, el programa de mayor amplitud de la Agencia Espacial Europea tras la constelación Galileo llamada a competir con el GPS estadounidense, cubrirá la superficie de Europa, Canadá y las principales rutas marítimas cada tres días, aunque visitará el Ártico hasta 14 veces cada 24 horas. Proporcionará diariamente 2,5 terabites de información libre y gratuita que se utilizará para identificar corrimientos de tierras o erupciones volcánicas, así como los movimientos de glaciares como el de Petermann, en Groenlandia.
Al Sentinel-1, un dispositivo de 2.300 kilos con dos paneles solares de 10 metros cada uno que garantizarán su alimentación energética, le seguirá su gemelo 1B. Ambos trabajarán simultáneamente en 180 grados para abarcar una mayor superficie.
El programa Copérnico completo cuenta con un presupuesto global de unos 10.300 millones de dólares y será el mayor sistema civil de la historia dedicado a escudriñar los rincones del planeta, lo que Bruselas espera que se traduzca en ingresos directos e indirectos por unos 41.000 millones de dólares.
En total, Europa pondrá en órbita seis misiones "centinela". El Sentinel-2 aportará imágenes de la vegetación y las zonas costeras, el siguiente artefacto proporcionará información sobre la temperatura del suelo o el color de los océanos, y así seguirá poblándose durante la próxima década esa constelación permanente de observación del Planeta Azul.