SANTIAGO.- En 1989 Sony lanzó los MDR-R10, un par de audífonos construidos en madera que aún son considerados por muchos fanáticos como los mejores de la historia. Con un precio de US$ 2.500 y una producción que sólo contó con 2.000 unidades, los R10 son uno de los más claros representantes del restrictivo mundo de la "alta fidelidad".
Pero aunque esa idea sigue viva, durante los últimos años el mercado del audio ha experimentado un importante crecimiento, gracias al auge del MP3 y los smartphones durante la última década. Ahora, todos quieren escuchar música de buena calidad, en todo momento.
Si bien Sony ya no fabrica productos tan caros en el segmento de audio, según Cristóbal Alcántara, UX Project Manager de Sony Chile, la idea base tras lo que representa un buen audífono se mantiene en la empresa japonesa. "En audífonos hay tres patas. Una es la respuesta a la frecuencia; mientras más amplio el rango, mejor se escucha. Luego tenemos el tema de construcción, de diseño, donde los mejores audífonos cubren el oído para se genere el sonido interior que te da la sensación de envolvimiento. Finalmente, está la fuente de sonido. No sacamos nada si no tenemos una fuente que reproduzca la mejor calidad", indica.
Alex Schek, vicepresidente de ventas para Latinoamérica de la compañía alemana Sennheiser (y recordado como Mr. Chips por los fanáticos chilenos de la tecnología de los 90), hace eco del sentimiento diciendo que aunque el aumento de ventas del vinilo en los últimos años ha acercado la idea de fuentes de buena calidad a un público más masivo, todavía hay un predominio del MP3 de baja calidad. "Es una calidad horrible, por más alto que sea el bitrate. Hay una degeneración en los jóvenes, que piensan que el MP3 es lo mejor pero no saben que realmente la música se produce de otra manera. La fuente es lo que manda aquí. Si es mala, el ADN es malo", explica.
Durante décadas el negocio de Sennheiser estuvo en el equipamiento de estudio, desarrollando tecnologías como los retornos usados por músicos en todo el mundo al presentarse en vivo, o los monitores de audio para bebés. Pero durante los últimos 15 años ha entrado al segmento del consumidor, aunque manteniendo una separación con el resto del mercado.
"Muchas empresas de audífonos son realmente empresas de marketing que hacen audífonos. Hay marcas que dicen 'a los niños les gusta que tengan una luz roja, hagámoslo así, a la mierda la calidad'. Nosotros no estamos en ese juego, no competimos en ese segmento, competimos en el mercado donde se quiere tener una experiencia de audio única", afirma, explicando que si la compañía mantiene precios más altos que otros fabricantes es porque "bajar el precio significa sacrificar calidad, y nosotros no estamos en ese juego".
La guerra de los parlantes
Si hay un mercado que ha tomado especial fuerza durante los últimos dos años es el de los parlantes inalámbricos, con una clara apuesta por compartir canciones en todo momento, en cualquier lugar. Un punto en común que tiene la gran mayoría de estos equipos es el uso de una conexión Bluetooth. ¿La razón? Teléfonos y reproductores lo han convertido en una característica que va más allá de un fabricante particular.
La duda para los expertos es si se logra suficiente calidad. Al respecto, Cristóbal Alcántara afirma: "se han desarrollado tecnologías que permiten mejorar la música que se recibe vía Bluetooth, que levanta la calidad del MP3 normal. Siempre hay cierta pérdida, pero lo que hacen estas tecnologías es tratar de minimizarla para acercarse a la fuente".
La idea de crear parlantes portátiles y "de moda" ha hecho que el segmento se acerque más al "estilo de vida" que a la calidad de sonido, traduciéndose en productos de mayor precio. "Hay una sobrevalorización. Se ofrece un producto de estilo de vida pero lo posicionan como algo de gama alta. No tienen por qué tener ese precio ", afirma Peter Riering-Czekalla, jefe de diseño de la compañía NudeAudio.
Surgida en septiembre de 2013, NudeAudio busca acercar los parlantes bluetooth a más público, centrándose en lo que describen como un desarrollo "anti funciones". "No necesitamos maquillaje, que se vea mejor de lo que es. Agregar funciones como control por voz y NFC requiere de hardware y eso hace que el costo suba. Y ese precio lo paga el cliente", explica.
Tras lanzar una primera línea de equipos que partían en US$ 60 (con buena recepción en EE.UU. y Europa), ahora hacen su mayor apuesta: "Super M", un parlante altamente resistente, con bocinas por los dos lados y que está siendo financiado en Kickstarter. Se vende por US$ 99 en el sitio y superó su meta de financiamiento en menos de un día.
Para Riering, Kickstarter es una buena manera para que nuevos actores entren al poblado mercado del audio. "Un inversionista te da dinero, pero también un contrato muy limitante. En Kickstarter sólo recibes apoyo, gente que te apoya con la finanza y que masifica la idea. Es una respuesta inmediata. Si la campaña es exitosa, entiendes que la idea es buena".