ANTOFAGASTA.- Esta semana un nuevo estudio del reconocido Observatorio ALMA ha vuelto a llamar la atención de astrónomos en todo el mundo, esta vez a través del estudio del viento de un sistema solar muy similar al nuestro.
Este fenómeno fue captado como consecuencia de un estudio enfocado en estudiar una joven estrella de tipo T Tauri, y que buscaba comprender por qué algunos astros tienen discos que brillan de manera impredecible en su espectro infrarrojo mientras que otras tienen un brillo más regular.
La respuesta, según revelan los astrónomos en una investigación publicada en la revista Astrophysical Journal, estaría precisamente en este viento que rodea a esta estrella T Tauri, un astro que representa una versión más joven de nuestro mismo Sol.
Según los astrónomos, estos astros llaman la atención, además, por ser relativamente normales, de tamaño mediano y por estar rodeados de la materia prima que da origen tanto a planetas rocosos como gaseosos. Pese a ser prácticamente invisibles a la luz óptica, estos discos brillan en longitudes de onda infrarrojas y milimétricas.
Según los astrónomos, estas diferencias en sus emisiones infrarrojas se deben a los vientos que podrían estar emanando de sus discos protoplanetarios y que podría desempeñar un importante papel en la formación de planetas, posiblemente extrayendo de los discos parte del gas necesario para la formación de planetas gigantes como Júpiter, o bien alterando el disco y desplazando completamente los componentes básicos que dan origen a los planetas.
No obstante, si bien se habla de estos vientos como los responsables de los cambios en el espectro de estas estrellas, su presencia solamente había sido deducida por los astrónomos, pero nunca se había detectado con claridad hasta el minuto.
Fue por medio de ALMA, que los astrónomos pudieron buscar indicios de un posible viento en AS 205 N, una estrella T Tauri situada a 407 años luz, en los límites de una incubadora de estrellas de la constelación de Ofiuco, también conocida como "El Cazador de Serpientes". Una estrella que parecía emitir la característica radiación infrarroja irregular que tanto había intrigado a los astrónomos.
Gracias a la sensibilidad y la capacidad de resolución excepcionales de ALMA, los investigadores pudieron estudiar la distribución del monóxido de carbono alrededor de la estrella. Un compuesto que funciona como un excelente trazador de la presencia del gas molecular que da origen a las estrellas y sus discos protoplanetarios.
Estos estudios confirmaron que había una fuga de gas en la superficie del disco, como puede esperarse de lugares donde hay viento. Sin embargo, las características del viento no eran exactamente las que se habían previsto.
Las dudas de los astrómos
Los expertos revelan, que si bien el estudio de este viento es relevante, todo este fenómeno podría deberse a que AS 205 N en realidad forma parte de un sistema estelar múltiple que alberga la estrella compañera AS 205 S, que es a su vez una estrella binaria.
Es decir, que el gas que sale de la superficie del disco podría estar en realidad atraído por la estrella binaria, y no empujado por un viento.
"Esperamos que estas nuevas observaciones de ALMA nos ayuden a comprender mejor los vientos, pero también nos depararon un nuevo misterio", reconoce Colette Salyk, astrónoma del National Optical Astronomical Observatory (NOAO) y autora principal del artículo.
"¿Estamos observando vientos, o bien interacciones con la estrella binaria?", agrega.
Sin embargo, los autores del estudio se mantienen optimistas. Su objetivo ahora será proseguir con la investigación usando ALMA para observar otras estrellas T Tauri inusuales, con o sin estrellas compañeras, para ver si tienen las mismas características.