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Google cree que el próximo gigante de internet saldrá de Latinoamérica

Según Adriana Noreña, directora de Google para Hispanoamérica, la región tiene todo para convertirse en un centro de emprendimiento a nivel mundial. Sólo falta aceptar la idea del fracaso como un aprendizaje.

04 de Diciembre de 2014 | 18:37 | Por Javier Neira R., enviado especial a Belo Horizonte
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AP

BELO HORIZONTE.- La colombiana Adriana Noreña, directora general de Google para Hispanoamérica, es clara. Si bien la primera impresión del impacto de internet es un cambio importante en la manera de comunicarse, la huella de la web se extiende a otros sectores, dejando una marca importante en el mundo de los negocios.


“Ha derribado barreras de entrada, salida, geográficas, comunicacionales”, afirmó durante un evento para la prensa en la oficina de la compañía en Belo Horizonte, Brasil.


Los cambios entregan la oportunidad de crear una disrupción en el mercado, dándole una posición de nuevo poder a otras regiones, donde América Latina tiene la oportunidad de instalarse como una cuna del emprendimiento y la innovación.


“Latinoamérica es una región emprendedora a potenciar. Tiene todo para generar el próximo Google”, aseguró.


Para ilustrar su punto, la ejecutiva destaca grandes empresas del mercado actual que surgieron fuera del entorno de Silicon Valley, como la sueca Spotify y la israelí Waze (luego comprada por Google).


Noreña describe cinco puntos que hacen la receta para desarrollar el emprendimiento en una determinada región o país. El primero es la existencia de un ambiente regulatorio que dé confianza al empresariado, que genere claridad sobre el cobro y pago de impuestos.


Un segundo punto es la idea de la “densidad”, la creación de una zona donde haya grupos con necesidades e intereses similares, que puedan compartir prácticas para surgir en el sistema.


La tercera parte de la receta es la presencia de capital de riesgo y fondos de inversión, algo que según la ejecutiva se ha ido desarrollando durante el último tiempo en Latinoamérica. “El acceso a capital extranjero es algo que se destapó hace poco en Colombia porque en el pasado, por la inestabilidad política, no lo había. En Chile hay mucho acceso a capital extranjero, por la estabilidad del peso. Si me decías hace 10 años, esto no existía en la región. Hoy ves bancos de inversión y ‘private equity banks’, ya casi todos están”.


La cultura del fracaso


Para Noreña, los últimos dos puntos de la receta del emprendimiento son los más importantes: la cultura y el desarrollo del talento local. El primero lo describe como una aceptación del fracaso, tomarlo como una oportunidad de aprendizaje más que como un hecho que “mancha” a un emprendedor ante futuros proyectos.

“Hay muchos casos de pequeños empresarios que han fracasado y que después les ha ido bien. Yo todavía soy un poco romántica al creer que sí funciona. Tenemos que exaltar estos ejemplos de personas que después de varios intentos, les funcionó”, argumenta, citando su propia experiencia como ejemplo: tras años de trabajo en una cadena de tiendas, fueron los problemas económicos los que la obligaron a buscar nuevas maneras de impulsar su negocio. Coincidentemente, fue así como llegó a conocer los productos de Google.


Finalmente, el tema del talento va directamente relacionado a la educación, citando a las universidades como importantes centros de innovación en la actualidad. “Por eso hay muchas empresas grandes con gran valor de mercado instaladas cerca de universidades, como Stanford y las empresas del Silicon Valley, el MIT e incluso en Brasil”.


El impulso al talento es algo que Google hace a través de sus servicios para educación, la creación de interés en carreras científicas a través de competencias escolares (como los premios Rise y la Google Science Fair) y, uno de los anuncios hechos en Belo Horizonte, un nuevo programa de becas para investigación para universitarios.

La iniciativa, que ya existía en Brasil para cinco estudiantes al año, sumará otros cinco cupos para Latinoamérica, lo que significará una inversión de un millón de dólares en tres años.

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