En la foto, Kepler.
NASA Ames/JPL-Caltech/T PyleWASHINGTON.- Un año y medio después que una falla amenazó con terminar su búsqueda de mundos más allá de nuestro Sistema Solar, la nave Kepler de la NASA ha sumado un planeta más a su colección, según anunciaron ayer astrónomos de la agencia. Se trata del primer descubrimiento de su nueva misión, "K2".
El nuevo planeta tiene un diámetro de más de 32 mil kilómetros, lo que corresponde a 2,5 veces el tamaño de la Tierra y tiene 12 veces su masa, lo que lo pone en una categoría de planetas llamados "Súper Tierras", que no existen en nuestro Sistema Solar.
No presenta condiciones aptas para la vida, dando vuelta alrededor de una estrella ligeramente más pequeña que el sol, ubicada a cerca de 180 años luz de aquí en la constelación de Piscis, a una distancia de sólo 13,5 millones de kilómetros, o menos del 10% de la distancia entre la Tierra y nuestro Sol.
Originalmente, Kepler estaba diseñado para mirar a un grupo de estrellas por cuatro años y detectar pequeños guiños en la luz cuando un planeta pasaba frente a ellas. Sin embargo, a comienzos de 2013, una de las ruedas de reacción que mantenía fijo al telescopio presentó problemas. Los ingenieros idearon una forma de compensar, usando la presión de la luz solar en los paneles solares de Kepler, para así estabilizar la nave por periodos de tiempo más pequeños.
Durante una prueba de nueve días en febrero, un equipo liderado por Andrew Vanderburg del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics detectó un planeta pasando frente a una estrella conocida como HIP116454. Observaciones posteriores con telescopios basados en la Tierra y con el satélite canadiense MOST confirmaron la presencia de un planeta, que según los astrónomos sería un mundo de agua o un "mini Neptuno", con un núcleo pequeño y una atmósfera gaseosa.