GINEBRA.- El avión Solar Impulse II, propulsado exclusivamente con la energía que capta del sol, abandonó hoy Suiza, desmontado, a bordo de un avión de carga que lo transportará a Abu Dabi, desde donde partirá en marzo para realizar la vuelta al mundo.
Se trata del segundo prototipo del avión solar, construido luego del éxito alcanzado con el primero, que realizó numerosos vuelos, incluido uno de 72 horas ininterrumpidas en 2013.
Fue esa travesía la que permitió que los iniciadores de este proyecto demostraran que habían conseguido dominar la tecnología, que hizo posible que el avión almacenara de día suficiente energía solar en sus inmensas alas (recubiertas de células fotovoltaicas) para volar de noche.
La operación de colocar las piezas del Solar Impulse en el avión de carga fue descrita como "extremadamente delicada" por los líderes del proyecto, Bertrand Piccard y André Borschberg, fundador y cofundador del mismo, respectivamente, además de pilotos de la nave.
Treinta personas participaron en las complejas maniobras para introducir las veinticinco piezas desmontadas del avión solar, de las cuales las más complicadas de introducir fueron el fuselaje y, en particular, el ala de 72 metros de longitud.
Las dimensiones del ala le permiten albergar 17.248 células fotovoltaicas que dan al avión una autonomía de hasta cinco días y cinco noches.
Para que entrara en el Boeing, esa pieza tuvo que ser desmontada en tres partes de 24 metros cada una.
Este trabajo fue realizado en el hangar donde trabaja el equipo de Solar Impulse, ubicado en la localidad suiza de Payerne. El más mínimo error era temido, porque hubiese podido suponer retrasos considerables.
El nuevo Solar Impulse, con el que se han realizado ya varias pruebas de vuelo desde junio, es más grande, pesado y potente que su antecesor, pero también más delicado.
El material del que está hecho es fibra de carbono y su peso es de 2.300 kilos, equivalente al de un automóvil grande.
En Abu Dabi el avión solar será montado nuevamente y desde allí partirá en su vuelta al mundo a principios de marzo, según los planes actuales.
Esa travesía alrededor del planeta se realizará en cinco etapas que culminarán en julio en el mismo lugar de partida, tras haber pasado por la India, China, Estados Unidos, el sur de Europa y el norte de África.
Para la vuelta al mundo, Piccard y Borschberg se alternarán en la cabina de pilotaje, que con un volumen de 3,8 metros cuadrados tiene espacio para almacenar el oxígeno, la comida, el agua, el paracaídas y el resto del equipamiento necesario para el piloto.
Ambos pilotos se reemplazarán en cada parada que haga el avión en su ruta, la que será anunciada en detalle durante las próximas semanas.
Piccard ve cada vez más cerca la realización del sueño que comenzó con un pequeño proyecto hace doce años, luego de que en 1999 consiguiera dar la vuelta al mundo en un globo aerostático, luego de varias pruebas sin éxito.
Desde que empezó, el proyecto Solar Impulse ha costado unos 120 millones de euros (142,8 millones de dólares) y actualmente en él participan 130 colaboradores remunerados.
El primer prototipo del Solar Impulse pasará a formar parte de los objetos expuestos en la Ciudad de las Ciencias de París, adonde será transportado en marzo por vía terrestre.