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Exploran técnicas para que drones vuelen sobre zonas pobladas de forma segura

Estudiantes y académicos se han volcado en la tarea de mejorar la forma en que se controlan estas naves, utilizando dispositivos como Google Glass y Oculus.

07 de Enero de 2015 | 11:10 | AP
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Christopher Rios utiliza Google Glass para controlar un drone.

AP

CORPUS CHRISTI, Texas.- Para que los drones puedan tener un éxito sin restricciones, deberán aprender a controlar su vuelo en pueblos y ciudades, sin riesgo de caer sobre automóviles o incluso peatones.

La tecnología ha avanzado al punto en que entusiastas pueden volver naves no tripuladas a través de sus teléfonos móviles. Pero nadie ha podido desarrollar un sistema exitoso para que los dispositivos puedan "sentir" y esquivar otros objetos como árboles, postes de luz, edificios e incluso otros drones.

Esa habilidad de lograr una autonomía completa es crítica antes de que legiones de drones plaguen los cielos de vecindarios habitados.

Tecnologías similares existen. Jets comerciales, por ejemplo, son capaces de detectar otros aviones en el cielo y advierten a los pilotos de montañas en su camino. El problema es cómo hacer el sistema de detección pequeño, ligero y barato como para que sea utilizable por drones.

Aurora Flight Sciences, que desarrolla drones para uso militar, está intentando abordar el desafío usando la "ecolocación", técnica que envía ondas sonoras y detecta el eco que rebota en los obstáculos. Es similar al sonar que utiliza un submarino o la forma en que los murciélagos se mueven en la oscuridad.

Otras compañías están usando sensores ópticos para rastrear obstáculos. Pero esos sistemas tienen problemas, como que no funcionan bien en condiciones de oscuridad o niebla.

Investigadores de todo el mundo, tanto académicos como de compañías privadas, están intentando darle una solución a este problema. En los Estados Unidos, gran parte del trabajo se está desarrollando en seis lugares de pruebas aprobados por el gobierno, todos los que están conectados con instituciones universitarias. Son de los pocos lugares en el país donde las naves no tripuladas pueden volar legalmente para testear qué es lo que funciona y qué no.

Ahmed Mahdy, un ingeniero mecánico y profesor en el campos Corpus Christi de la Universidad de Texas A&M, dice que es uno de los mejores lugares para experimentar. Uno de sus estudiantes además está abordando un problema relacionado: ¿Qué ocurre cuando un dron debe realizar un aterrizaje de emergencia?

Su solución comina el reconocimiento de imágenes y software de seguimiento, que podría permitir a los drones identificar la letra "H" dentro de un círculo de grandes dimensiones, que es usado como el símbolo de helipuertos. Si un dron pierde contacto con su controlador mientras sobrevuela una gran ciudad, sería presumiblemente más seguro que aterrizara en un helipuerto.

Drones autónomos podrían funcionar para algunas situaciones, pero muchos casos aún necesitan de pilotos humanos.

La sala de clases de Mahdy, que en realidad es un galpón con espacio de trabajo, permite a sus estudiantes probar formas de facilitar el trabajo para esos humanos. Uno está experimentando con ondas cerebrales para pilotar la nave, aunque pareciera que toma demasiado esfuerzo. El piloto requiere de mucho entrenamiento, debe enfocarse totalmente en comandos de vuelo y se cansa fácilmente.

Amiz D'Austri, en tanto, modificó el casco de realidad virtual Oculus para controlar un drone. El dispositivo, que se asemeja a un set de lentes de ski con una pequeña pantalla de televisión que bloquea su vista, es normalmente usada para videojuegos.

D'Austri modificó el casco y puso una cámara en el drone, permitiéndole volar la nave con sólo unos leves movimientos de su cabeza. Y lo que observa a través de los lentes es la vista en tiempo real de lo que está grabando el drone.

Unos escritorios más lejos, otro estudiante, Christopher Rios, utiliza un set de Google Glass para demostrar su alternativa. "Ok Glass, despega", dice con su voz mientras un pequeño drone con cuatro rotores le obedece.

Rios mueve su cabeza ligeramente hacia adelante y el drone avanza. Luego se mueve a la izquierda y la nave replica el mismo gesto. Una pequeña pantalla en los lentes le entrega al piloto el video en tiempo real de lo que registra una pequeña cámara montada en el drone.

Luego le da otra instrucción: "Ok Glass, da vuelta". Y el drone se gira de arriba para abajo. Y con sólo tres palabaras, "OK Glass, aterriza", el vuelo ha terminado.

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