Especialistas de la Agencia Espacial Europea (ESA) trabajan en los últimos detalles antes del lanzamiento del miércoles.
EFEPARÍS.- La Agencia Espacial Europea (ESA) lanzará mañana su nuevo prototipo de nave espacial, el Vehículo Experimental Intermedio (IXV), que verificará las tecnologías necesarias para el reingreso en la atmósfera y servirá de base para el desarrollo de sistemas europeos de transporte reutilizables.
El lanzamiento, progamado para las 10:00 horas de Chile, se efectuará en un cohete Vega, el más pequeño de los que opera Arianespace, desde el Centro Espacial Europeo de Kurú, en Guyana Francesa, y se podrá seguir en directo a través de la web www.esa.int.
La ESA ha logrado poner naves en órbita, atracarlas automáticamente y hacerlas aterrizar en objetos muy distantes al Sistema Solar, pero aprender a regresar a la Tierra de forma autónoma y a posarse de forma controlada abre un nuevo capítulo para la agencia.
La mayor parte del conocimiento sobre la reentrada en la atmósfera, según precisa el organismo, procede hasta el momento de las cápsulas desarrolladas por Rusia y Estados Unidos, por lo que esta misión permitirá acortar distancias con ambos países.
La nave, de cinco metros de largo, 2,2 de ancho y 1,5 de alto, ascenderá hasta unos 420 kilómetros, y durante los 100 minutos que durará su vuelo supersónico e hipersónico, pondrá a prueba las tecnologías de reingreso desarrolladas por Europa.
Aprender a regresar de forma autónoma, según la ESA, es "una capacidad esencial" tanto para desarrollar lanzadores con etapas reutilizables, poder traer muestras recogidas en otros planetas o facilitar la vuelta de la tripulación, como para futuras misiones de observación terrestre o investigación.
Un equipo de expertos en tres continentes y en alta mar, tal y como precisa la agencia, trabajará codo con codo durante toda la misión, monitorizando su vuelo libre en el espacio, su reentrada y amerizaje en el Océano Pacífico, donde será recuperado por el buque Nos Aries.
Los resultados iniciales del vuelo se harán públicos unas seis semanas después del lanzamiento y se introducirán en el Programa para un Demostrador Reutilizable en Órbita (Pride), que será el heredero de esta misión.
El ensayo de mañana estaba programado para mediados del pasado noviembre, pero fue aplazado para llevar a cabo controles adicionales sobre la ruta prevista.
La fase más crítica tendrá lugar precisamente en su propia reentrada, cuando su estructura entre en contacto con la atmósfera terrestre a 27.000 kilómetros por hora, equivalente a la velocidad que tendría una nave que regresase de una misión en órbita baja.
La fricción con la atmósfera ralentizará el aparato, pero si el ángulo es demasiado empinado quemará el vehículo, y si no es lo suficientemente profundo impedirá alcanzar el punto deseado de aterrizaje.
Durante esa fase, según informa la ESA, la protección térmica instalada en la parte inferior del IXV se expondrá a temperaturas de unos 1.700 grados centígrados, lo suficientemente calientes como para derretir níquel.
"Estamos deseando que esta misión culmine con éxito, recibir sus valiosos datos y extender la capacidad europea para explorar el espacio", asegura la agencia sobre este proyecto, cuyo contratista principal es Thales Alenia Space Italia, con el apoyo de otras 40 compañías europeas.