Superficie del cometa Churyumov-Gerasimenko
EFE
PARÍS.- La sonda europea Rosetta voló este sábado muy cerca del cometa Churyumov-Gerasimenko, cuya actividad crece al acercarse al sol.
La propia Rosetta informó de lo ocurrido mediante su cuenta de
Twitter, gestionada por la Agencia Espacial Europea (ESA). Indicó que enviaría los datos de su vuelo "cuanto antes" y que las primeras imágenes de la cámara de navegación NAVCAM estarían disponibles el lunes.
"Ahora me alejo del cometa. ¡El martes estaré a 253 kilómetros de él!", indicó Rosetta.
La sonda se acercó a tan sólo seis kilómetros de la superficie de este cometa, que libera cada vez más gas y polvo a medida que se calienta.
"Pero aún no está muy activo", había indicado, hace unos días, Sylvain Lodiot, responsable de las operaciones de la sonda en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales en Darmstadt, Alemania.
El objetivo de ese vuelo a poca distancia era permitir que los instrumentos de Rosetta "tomaran fotos y realizaran un espectro de la superficie con una resolución jamás conseguida hasta el momento", según la ESA.
También debía permitir recolectar muestras de la "cabellera" (nube de polvo y gas) del cometa Churyumov-Gerasimenko para entender cómo se forma.
Rosetta viajó durante 10 años hasta encontrarse con el cometa y soltar el robot Philae sobre su superficie, a mediados de noviembre.
Tras este "encuentro de San Valentín", Rosetta seguirá realizando una serie de vuelos a proximidad del cometa, a una distancia que será determinada por su actividad.
Esta debería aumentar durante los próximos meses mientras el cometa se acerca a su perihelio, el punto en que se halla más cerca del sol. Churyumov-Gerasimenko lo alcanzará el 13 de agosto, cuando se halle a 186 millones de kilómetros del astro.
En cuanto a Philae, está "hibernando" sobre el cometa. El robot rebotó dos veces tras su aterrizaje y fue a caer a una zona con pronunciado relieve que le hace sombra. No recibe, por tanto, luz suficiente para cargar sus baterías solares y volver a ponerse en marcha.
Los instrumentos de Rosetta no consiguieron localizarlo con precisión, pero los científicos esperan que despierte en el mes de marzo.