EFE
ROMA.- Tan preciadas resultan las aletas de tiburón en algunos países que muchas veces son arrancadas del cuerpo del animal sin que sea posible identificarlo después, un problema al que pretende dar solución una nueva herramienta digital.
El programa iSharkfin, desarrollado por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en colaboración con la Universidad española de Vigo, permite reconocer las especies de tiburón, sobre todo aquellas más amenazadas por la pesca ilegal, a partir de la fotografía de sus aletas.
"Es muy compleja su identificación cuando se descarga (la mercancía) en los puertos", señala el español Cástor Guisande, experto del departamento de Ecología y Biología Animal de esa universidad que ha participado en el proyecto.
Hasta las costas de todo el mundo llegan barcos con toneladas de aletas, consideradas un manjar en la cocina asiática, mientras los cuerpos de los tiburones muertos y mutilados son lanzados al fondo del mar, una práctica que algunos países como los de la Unión Europea han prohibido al obligar que la aleta permanezca unida al pez.
La nueva herramienta, explica Guisande, permite descargar en el ordenador una imagen de la aleta, tomar de ella cuatro puntos de referencia para delimitar su forma y, pulsando un botón, obtener el nombre de la especie en solo unos segundos.
Por ahora iSharkfin es capaz de identificar al menos 35 especies de tiburones, aunque el objetivo es ampliar la base de datos y desarrollar una aplicación para el sistema Android en los próximos meses.
Guisande destaca que existen 1.136 tipos de tiburones y rayas, si bien los investigadores se han centrado en recoger información de aquellas especies en peligro de extinción y de interés comercial, que se reducen a poco más de un centenar, en tanto que hay otras muy raras y difíciles de encontrar.
"La sobreexplotación (de los recursos pesqueros) tiene un claro impacto en estas especies, que se reproducen muy lentamente y tienen una mala recuperación", agrega, en alusión a los tiburones.
Estos grandes depredadores ocupan un nivel muy alto de la cadena alimentaria en los océanos y se alimentan de las especies más abundantes, ayudando a equilibrar poblaciones de distinto tipo.
Otro valor le dan al tiburón aquellos comensales que siguen viendo en sus aletas un plato de lujo con el que impresionar en la mesa.
Ya sea por su sabor o por las propiedades afrodisiacas o terapéuticas que se le atribuyen, un kilo de esa aleta puede valer hasta treinta veces más que uno de la propia carne del escualo, según Guisande.
Frente a esta tradición, el Gobierno chino está intentando evitar el consumo de aleta de tiburón en los banquetes oficiales y, de acuerdo a algunos estudios, las ventas de ese producto han caído últimamente en el país.
El programa también está dirigido a investigadores, docentes y cualquiera que tenga curiosidad por identificar este animal, tan temido como admirado.