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A cerrar el cerco

La presencia de seis nuevos jugadores en la selección deja en claro que Nelson Acosta busca la fórmula que le permita salir del momento más duro de su gestión. Los nombres indican que el técnico abandona el lirismo y retorna a sus fuentes: un estilo conservador y pragmático.

24 de Mayo de 2000 | 12:22 | El Mercurio
SANTIAGO.- El saldo inicial en los dos primeros duelos de las eliminatorias para la Copa del Mundo de Japón-Corea restringen el margen de maniobra de Nelson Acosta. Un punto de seis y la salida a Montevideo parecen alterar las alarmas en "Juan Pinto Durán". Se terminó el tiempo de los experimentos. El registro de los 21 futbolistas citados evidencia que en esta hora decisiva, el seleccionador prefirió rostros conocidos, curtidos en instancias claves.

La tarea no es fácil. Nunca una selección nacional salió victoriosa frente a Uruguay en el Centenario. Ni siquiera con figuras rutilantes de antaño o el envión de las eliminatorias pasadas luego del doble triunfo frente a Colombia y Paraguay en el Estadio Nacional. Hay que evitar los eufemismos. Rescatar un punto en Montevideo sería muy positivo: se recuperaría la moral y se restarían unidades a uno de los rivales principales en la carrera por llegar al Mundial del 2002. Acosta lo tiene claro. Entiende que en esta hora apostar por modificar el maquillaje histórico del fútbol local limitaría en la osadía e ingenuidad.

Por tal razón Acosta ha escogido una mayoría de futbolistas batalladores, con acento en el juego aéreo Rafael Olarra, Pedro Reyes, Javier Margas, Ricardo Rojas, Jorge Vargas, en el ida y vuelta Pablo Galdames, Joel Reyes, con presencia (Marco Villaseca) y la experiencia (Fabián Estay). Pero fiel a su filosofía de responder al clamor popular, ha vuelto a citar a Sebastián Rozental, un jugador que nunca logró llenar su pleno gusto, pero que por su carisma y la necesidad de alternativas en la zona ofensiva obligan a un toque de atención.

A primera vista Chile podría apostar por el conocido 3-5-2, con acento en la recuperación del balón. Pero por el estilo del rival, Uruguay, que seguramente buscará arrinconar a la Roja amparado en su potencia en el cabezazo y las pobres condiciones de la cancha, no sería descabellado pensar que Acosta prefiera una línea de cinco defensores, dos volantes de recuperación, uno de salida y la dupla de ataque tradicional e inamovible (Zamorano y Salas). Son las cartas del técnico, que en Montevideo se juega demasiado.

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