SANTIAGO.- Los médicos que examinaron al ex gobernante Augusto Pinochet iniciaron este fin de semana la evaluación de sus pruebas mentales y neurológicas, cuyos resultados serán determinantes para resolver si se le enjuicia por violaciones a los derechos humanos.
Al cumplir el sábado el último de los análisis ordenados por los tribunales chilenos, el octogenario militar inició una semana decisiva para el proceso judicial que lo involucra, pasada la cual puede quedar libre al ser declarado inimputable por demencia o, en el otro extremo, ser procesado por 75 muertes.
El ex gobernante militar se sometió a una serie de estudios mentales y neurológicos entre el miércoles y el sábado pasados en el Hospital Militar, en jornadas que fluctuaron entre las 7 las 10 horas diarias, con el objeto de establecer su salud psíquica.
Los análisis fueron tomados por seis especialistas en sicología, psiquiatría y neurología del Servicio Médico Legal y de la Universidad de Chile, quienes ayer iniciaron la evaluación.
Los resultados deberán entregarse esta semana al juez Juan Guzmán, a cargo de las poco más de 200 querellas criminales contra Pinochet y que deberá decidir si se acredita que padece locura o demencia, única causa que puede evitar el juicio de acuerdo con el Código de Procedimiento Penal.
Debido al agotamiento que le produjeron los exámenes al retirado militar, el magistrado accedió a la petición de su defensa y aplazó para el próximo martes 23 el interrogatorio que debe tomarle.
La indagatoria constituye el último trámite antes de decidir si lo procesa por la muerte de 75 detenidos pocos días después del golpe de Estado de 1973, caso que se conoce como "Caravana de la Muerte" y que permitió su desafuero en agosto pasado y la autorización de la Corte Suprema para procesarle por esos delitos.
Las leyes chilenas confieren al juez la facultad de valorar el peritaje y, a partir de sus conclusiones, puede pedir aclaraciones y nuevos estudios o adoptar las resoluciones que estime ajustadas a derecho.
La defensa espera que los resultados de los exámenes arrojen que el senador vitalicio no está en condiciones de enfrentar un juicio, debido a que el deterioro de su salud física le impide reconstruir hechos ocurridos hace casi 30 años e instruir a sus abogados.
Aunque aseguran que no está loco ni demente, han señalado que los tres accidentes cerebrales que sufrió durante sus 503 días de arresto en Londres por orden de un juez español, le han causado alteraciones mentales que podrían ser consideradas como "demencia" en un término amplio.
En ese sentido, las esperanzas de Pinochet están cifradas en su evaluación neurológica, ya que los exámenes constaron las hemorragias cerebrales que se le detectaron en la capital británica en 1999.
El punto de discusión más probable será si estos aneurismas cerebrales pueden producir "demencia vascular", trastorno que se genera por una merma en la irrigación del cerebro que es causada por pequeños accidentes vasculares que dejan neuronas sin funcionar.
Los psiquiatras forenses Inge Onetto y Slavko Venusic, la sicóloga Siomara Chahuán y el neurólogo Hugo Aguirre, del Servicio Médico Legal, junto con los neurólogos Violeta Díaz y Manuel Fruns, de la Universidad de Chile, se han reunido todo el fin de semana para preparar el informe que será entregado mañana o el martes al juez Guzmán.
El documento llevará además un comentario del neurosiquiatra Luis Fornazzari y del neurólogo Sergio Ferrer, peritos adjuntos designados, respectivamente, por los querellantes y la defensa.
Con el informe en su poder, el juez Guzmán ya no tendrá obstáculos para interrogar a Pinochet en su casa de La Dehesa, en Santiago, domicilio que fijó ayer la defensa en reemplazo de la finca de campo del senador vitalicio en Los Boldos, a 130 kilómetros al suroeste de la capital chilena.